viernes, 8 de julio de 2011

"Me voy a matar, y luego pensé: ¿y si estoy equivocado?" (HANNAH Y SUS HERMANAS [1986, Woody Allen] )


La secuencia en cuestión aparece hacia el final de Hannah y sus hermanas, una de las cimas de Woody Allen. Es una pequeña historia en sí misma. Puede comprenderse per se al margen de si se ha visto la película o no. Como la mayoría de escenas que componen este magnífico film, es un pequeño relato, y por tanto existe en ella una introducción, un nudo y un desenlace (y también una moraleja).

Todo comienza con un bello plano general del Central Park de Nueva York. A través de la voz en off de Mickey (Woody Allen), vamos conociendo su drama en flashback, que no es otro que haber sufrido una crisis existencial de caballo que le ha conducido al borde la muerte: "No quería seguir viviendo en un universo sin Dios".

Cuando se dispone a apretar el gatillo del rifle para suicidarse, le asalta la duda: "¿Y si estoy equivocado? No, la duda no me basta, necesito la certeza." Mickey no logra culminar el paso necesario que va de la duda al método, al sistema, al fundamento, como otrora hiciera Descartes. Descartes estaba inmerso en un mar de dudas, era un náufrago que nadaba y nadaba hacia una isla firme de la que no fuera posible dudar, donde pudiera sostenerse de forma eficaz. En definitiva hacia un fundamento que le sirviera de bote salvavidas. Mickey no sigue el ejemplo del filósofo, aunque lo intenta. Se rinde sin hallar su cogito. No quiere continuar buscando nuevos sentidos a la vida. La vida carece de estructura racional para Mickey. 


Y aquí Woody Allen suaviza la tensión dramática del relato suministrando unas dosis de humor. Mickey no logra suicidarse porque el rifle resbala con su sudor y la bala se dirige hacia un espejo, rompiéndolo y haciendo un ruido de mil demonios. Perplejo y confuso, decide correr hacia la calle para despejarse y pensar en todo lo ocurrido.

La voz en off continúa y seguimos a Mickey ya en la calle, a través de una técnica muy usada por Allen: el travelling lateral (más ejemplos los podemos encontrar en Manhattan [1979] y Annie Hall [1977], por citar films célebres). Decide entrar en un cine y descubre mágicamente en la pantalla un film que, según él, había visto muchas veces desde niño. Se trata de Sopa de ganso (1933, Leo McCarey), una de las cintas más divertidas y conocidas de los Hermanos Marx. 

Toda una lección vital es la que nos propone Allen a continuación. Mickey percibe y aprehende mientras observa la película que no todo es malo, que la vida está llena de cosas fabulosas y maravillosas, como es el cine mismo. La vida hay que aprovecharla mientras dure, aunque estemos en este mundo solamente una vez, cosa que nadie sabe con certeza. La aventura misma, el camino, merece la pena. Da igual que no tengamos la verdad absoluta que Descartes creyó encontrar en el cogito. Sólo tenemos el "quizá", por eso hay que acomodarse en la butaca, como nos aconseja Allen y... disfrutar del espectáculo. Ese será nuestro cogito vital. El náufrago que nada hacia las verdades firmes sin hallarlas y tiene que conformarse con la inestabilidad (y la belleza) de las olas es metáfora de la vida misma. Lo dice Woody Allen, un genio de nuestro tiempo. Hagámosle caso.


EDUARDO M. MUÑOZ

2 comentarios:

CAROL LEDOUX dijo...

Ayyy Me encanta el personaje de Woody en Hannah y sus hermanas, y bueno, toda la película, creo que es mi tercera favorita de las de Woody, detrás de Delitos y Faltas y Manhattan.

Un saludo!

Muñoz dijo...

A mí también es una de las pelis que más me gustan de Allen. Gracias por seguirnos.