El cortometraje Taxi, escrito y dirigido por el joven director Asier Urbieta, fue uno de los seleccionados en el 13ª temporada de estrenos de cortometrajes, Cortogenia. Asier Urbieta conforma una nueva cinta a partir del material que le proporcionan dos cortometrajes anteriores. El Taxi de ahora constituye un ensamble de otro anterior llamado tambien Taxi en el que los taxistas de Hong Kong y los de Shenzhen reflexionan sobre la unificación de las dos ciudades; y otro llamado Taxi 2- Back in 5 minuts en el que asistimos a la vida de un taxista que transita la playa de las 90 millas en Nueva Zelanda.
Asier Urbieta imprime en Taxi un acusado sello cosmopolita y transnacional que junto con el uso de los diálogos en lenguas extranjeras, los correspondientes subtítulos, así como la elección de localizaciones geográficas y culturales tan distintas, propone una reflexión sobre el hombre en el mundo.
La cinta tiene más de videoarte que de cortometraje. La textura narrativa es mínima y mediante la técnica de la entrevista se documentan dos modos de vida diferentes gracias a cuya comparativa se construye un anclado discurso. Pero el discurso, o mejor dicho la manera de contarlo, es árido, demasiado árido para los poco avezados. No mueve sentimientos, no emociona, no desprende humanidad. Es un ensayo, un documental frío y distante. Tampoco comunica con claridad la idea que pretende transmitir. La idea que lo sustenta se expresa con hermetismo y oscuridad. Esos son sus defectos.
ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS
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