miércoles, 13 de febrero de 2013

Crítica de 'LA BESTIA HUMANA' (1938) de Jean Renoir




La Bestia Humana hace gala de una sensacional y magnífica dirección de fotografía en blanco y negro que corre a cargo de Curt Courant. Los encuadres y la composición artística revelan una sensibilidad digna del mayor elogio. Pero no así sucede con la historia, con la puesta en escena, ni con la construcción de los personajes. Quizá esto se deba a que Jean Renoir, al igual que gran parte de los directores de cine de su generación, se hallaban fuertemente influenciados por las maneras del cine mudo. Cuando el cine sonoro demostró su rentabilidad, las películas mudas, a pesar de su arte, quedaron condenadas a pasar a la historia. La primera película sonora -y por sonora nos referimos solo a la implementación de música de ambiente y otros efectos de fondo-, data de 1.926, se titula Don Juan y la dirige el director estadounidense Alan Crosland (1.984-1.936). La película sonora más antigua  reconocida como un obra maestra es M de Fritz Lang, que se estrenó el 11 de mayo de 1931. Charles Chaplin no diría ni mu hasta el año 1.941 con El Gran dictador. Quiere decirse con ello que esta cinta que data de 1.938 es deudora de los más de 35 años de tradición del cine mudo. Quizá esta sea la causa por virtud de la cual la densidad narrativa que presenta esta cinta deja mucho que desear si la comparamos con los índices de calibración que se manejan en la actualidad. Los diálogos son vanos; y los personajes no se encuentran insertos en un contexto biográfico, están huecos, y actúan desde una suerte de vacío vital. La acción dramática transcurre al desnudo, sin encarnado, sin contexto explicativo, a la manera de esos sucesos ilógicos que a menudo nos escandalizan cuando los leemos en la sección de sucesos de la prensa diaria.  Se hecha de menos un acervo periférico, un soporte anterior de referencia para la historia misma. La Bestia Humana representa un gran logro dentro del contexto en que la misma se produce, es una película menor dentro de la filmografía de Jean Renoir. Pero deja una muestra incontestable del talento de un director que constituirá uno de los pilares básicos de la Novelle Vague.

ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS

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