Las películas sobre ETA las tenemos en nuestro cine de muchas clases pero sobre todo abundan las que se centran en algún acontecimiento histórico protagonizado por la banda terrorista, que más bien parecen documentos de la época en que ocurrió tal o cual atentado. Pensemos por ejemplo en Operación Ogro (1979, Gillo Pontecorvo), película en la que somos testigos paso a paso de la preparación del atentado contra Carrero Blanco. O La fuga de Segovia (1981) que también dirigió Imanol Uribe, cuyo título basta para conocer de antemano la propia trama. Días contados, basada en la novela homónima de Juan Madrid, no es una historia de terrorismo más y su director se aleja del planteamiento propuesto en aquélla.
Lo que hace diferente a esta película es el tratamiento que hace de los personajes principales, sacando a relucir su buen guión. Carmelo Gómez interpreta a un terrorista de ETA que está en Madrid para cometer un atentado. Desde el brillante comienzo del film sabemos que algo no va bien en él, parece actuar a la deriva, por su cuenta. Las conversaciones que tiene con sus compañeros acerca de que no está de acuerdo con el jefe supremo de la organización, dejan muy claro que se siente desencantado de la causa por la que lucha. Esto unido a que se enamora de una chica enganchada a las drogas (Ruth Gabriel) hará que se plantee su modo de vida.
Imanol Uribe sumerge su cámara por las entrañas de un Madrid marginal plagado de drogadictos, prostitutas, camellos y policías con maneras muy rudas de actuar. Todos ellos tienen los días contados por su condición y a este elenco de perdedores se une Carmelo Gómez, convirtiéndose en un marginado más, cuya pertenencia a banda armada acaba impidiendo que pueda llevar una vida normal como observamos sobre todo al final, consiguiendo este personaje desmitificar la imagen del terrorista. Esta es la gran virtud de este magnífico film dotado de un realismo fuera de lo común, que consigue acercarse por igual a todos sus personajes. Uribe no se posiciona por ninguna de las posturas, nos muestra esas vidas sin más haciendo una radiografía en la que el espectador debe extraer sus propias conclusiones.
La película está muy bien contada y desde el principio no deja respiro, aunque no destaque precisamente por las secuencias de acción que apenas las tiene ya que es un drama de personajes (eso sí, las que hay son soberbias). Y con recursos inteligentes y sencillos como un simple informativo de televisión consigue que la narración avance y que el espectador vaya sabiendo cada vez más detalles de la historia. Los personajes secundarios están construidos con una gran riqueza y cada uno de ellos logra un protagonismo en la pantalla cada vez que aparece debido a que Imanol Uribe demuestra ser un gran director de actores (pongamos como ejemplo el excelente papel de Javier Bardem que interpreta a un yonqui). La banda sonora de José Nieto y la excelente fotografía de Javier Aguirresarobe ayudan a entrar en el universo marginal de estos personajes. Ahora que se acercan los premios Goya, que al igual que otros premios cinematográficos sólo consiguen transmitirme indiferencia, recordar que este film arrasó en la Ceremonia de 1995 obteniendo ocho premios incluido el de Mejor Película del año. Muy recomendable.
EDUARDO M. MUÑOZ
3 comentarios:
de acuerdo. aprovechando que he podido verla sin interrupciones: los personajes secundarios son fascinantes e insuficientemente exprimidos. falta ritmo -a diferencia de la novela de Madrid- y se crecrea en la trama de relaciones. entretenida. -tambien publicado en el blog EL DEVORADOR DE PELICULAS- alex rodriguez, alicante
Muchas gracias por tu comentario. Seguiremos tu blog. Un saludo desde Madrid.
Perfecta critica , de las mejores
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