“Amanecer” no sólo representa un cine mudo de calidad sino que representa el cine de calidad que se hizo en Hollywood en muchas décadas posteriores, más décadas de la que podemos imaginarnos. A Murnau, genio alemán venido de la escuela expresionista alemana, le contrataron para que su creatividad se desarrollase con medios más sufraguados en la meca del cine, gracias al productor William Fox que le dio carta blanca tras visionar su película “El último” (1924). Fox vio en él a un director visionario y diferente en cuanto a la forma y el fondo, en contraposición al estatismo narrativo, en especial de montaje, de otro genio del cine, el inventor de la narrativa clásica en EE.UU, David W. Griffith. Murnau nos muestra un montaje continuado, más difícil de realizar en todos sus aspectos cinematográficos pero más cercano y personal; donde el medio influye más en sus protagonistas. En definitiva más naturalista, literariamente hablando, donde la idea global coge más fuerza con su narrativa.
En definitiva sus planos secuencia podrían ser algo revolucionario en América, y ya lo creo que lo fueron, ya que marcaron a todos los grandes directores de todos los tiempos. El film “Amanecer” se rodeó de los mejores especialistas del momento y de la historia del cine: Karl Struss, eminente director de fotografía, que hizo una de las mejores fotos de la historia y que sembró una nueva técnica cinematográfica; y el inicio de directores como Orson Welles y el insigne Stanley Kubrick; o el maestro del western John Ford; y le dio a Hitchcock su narración predilecta al utilizar grandes angulares, lo que la época permitía, y nuevas técnicas fotográficas que estos últimos directores pulieron para convertir sus obras en narrativas sobresalientes y clásicos del cine.
La técnica utilizada era del todo novedosa, ya sea con planos secuencia gracias al invento de
Con esta técnica este expresionista llega al cenit del cine mudo, curiosamente el mismo año que “El cantor de jazz” (1927, Alan Crosland) y el sonido llegan a la mirada atónita y reacia del público de todo el mundo. Alexandre Trauner, eminente director de decoración de Billy Wilder, se fijó en este film para realizar la profundidad de campo de “El apartamento” (1960) en esas oficinas tan famosas. A falta de grandes angulares, aquí se utilizaron angulares de 50 y 35 mm . La profundidad de campo se solucionó en decoración poniendo niños y enanos en primer término para que la ciudad pareciese más grande, y con ello sensación de profundidad, cosa vehemente e inherente al cine de ficción en unos años donde la técnica no permitía tal hecho con suma facilidad.
Otros aspectos que influyeron en el cine de manera decisiva fueron el uso del flashback y la utilización de la cámara lenta, aunque los cines se inundaban de peliculas a 25 f/s y proyectadas a 24, de ahí la rapidez de los movimientos de las personajes. Murnau elige ciertas escenas (las del flashback) para distinguirlas de la narración lineal, en contraposición a la utilidad de la luz en dichas narraciones en todo cine clásico y moderno. O incluso la retroproyección, es decir, en los en films de Murnau siempre existe movimiento en sus fondos, técnica en desuso hasta que aparece Jean-Luc Godard en la nouvelle vague.
En definitiva la historia de un marido que por mediación de su amante planean el asesinato de la mujer de este, muy retratado en el cine posterior, hace un film antológico e imprescindible de lo que el cine ha dado. De visión obligada, sin más.
CARLITOS WAY
2 comentarios:
La vi hace poco. Tiene su encanto y el final es muy bonito. Sin dudas una joya de su tiempo.
La he revisado recientemente, apenas la recordaba.
Buena critica. Saludos.
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