La manada es un cortometraje que representa un concepto que proviene del mundo de la antropología. El director, Mario Fernández, pone en escena el proceso de aceptación de un individuo en un grupo. Destaca la minuciosa ordenación de los actores y la poderosísima imagen inicial que abre el cortometraje: cinco colegiales uniformados transitan un campo abierto. Bellísima. La puesta en escena se localiza en unos descampados de Valencia, bajo una fuerte luz solar. El filme discurre con tempo aquilatado hasta un punto final que confiere sentido y esclarecimiento. Pero el excesivo acompasamiento de los tiempos, su medición pausada, desnorta la atención de los espectadores. Durante muchos minutos el espectador no sabe de qué va eso que está viendo y prefiere un anuncio o irse a la nevera a por una coca-cola. Los dos últimos minutos resuelven todo el grueso. Pero no tiene sentido contar algo en 15 minutos cuando se puede contar con sólo 5. Creo que la estiración del tiempo obedece a un afán por llenar un vacío desde el que no se supo decir alguna cosa interesante. Subyace un esfuerzo por cumplir 15 minutos. Toda cinta debe tener el tiempo que requiere lo que en ella se cuenta. La historia no debe estar al servicio de unos tiempos marcados. El tiempo debe estar al servicio de una historia dada.
Dejo aquí una preciosa escena del cortometraje.
Dejo aquí una preciosa escena del cortometraje.
ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS
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