“Nunca hubiera imaginado que
alguien pudiera rabiar de esa manera durante 48 horas…”
(W. Herzog)
(W. Herzog)
El documental comienza con mucha fuerza, mostrando a un Klaus Kinski
provocador en uno de sus famosos monólogos teatrales sobre Jesús. En ellos
buscaba provocar e irritar a los espectadores, y a su vez el público acudía a
los mismos para ver a Kinski desatado y en plenos ataques de ira. Insulta al público,
desata su famosa coprolalia (tendencia patológica a proferir obscenidades) e
incluso llega a amenazar con agresiones físicas a algún atrevido que le planta
cara y niega que nuestro protagonista sea “El Mesías”.
Cambiamos de escenario y nos vamos a Múnich donde Werner Herzog nos enseña la
casa donde convivió con Kinski en su infancia. Éste era un joven actor que
pasaba hambre, penurias, y caminaba desnudo por la modesta pensión. Los inquilinos le tenían miedo por sus
ataques de ira y rabia. Herzog nos cuenta aquí algunas anécdotas en las que
quedan reflejados sus ataques de rabia, como la del crítico teatral al que
atacó con un plato de comida porque dijo que Kinski había estado maravilloso, a
lo que el iracundo actor respondió gritando que su interpretación no era
maravillosa sino soberbia y trascendental.
En otra ocasión, unas camisas mal planchadas provocaron que Kinski
rompiera una puerta a cabezazos y gritara durante horas.
Volvemos a cambiar de escenario y Herzog nos lleva al río Urubamba, para
iniciar un recorrido por los cinco films en los que ambos colaboraron. Aguirre, la Cólera de
Dios (1972) era la sexta película de Herzog, que tenía en aquel momento 28 años.
Kinski se había unido al proyecto lleno de entusiasmo, a través de una llamada
telefónica de madrugada, llena de sus habituales gritos, en este caso de aprobación.
La película contaba con un presupuesto muy modesto, y además no había ningún
productor que se “atreviera” a invertir en este producto tan osado. El rodaje
fue un auténtico caos lleno de inclemencias climatológicas, problemas con los
extras indígenas, y ataques de ira de Klaus, a veces provocados para motivarle
en su interpretación de un loco como Aguirre y a veces espontáneos e
inesperados. Un momento muy conocido fue el enfrentamiento cuando Kinski
reclamaba continuos primeros planos que le son negados por Herzog, a lo que Kinski
dijo “estás loco” y fue respondido por el director “ya somos dos”. Se nos
presenta también el testimonio de Justo González, que interpretó el papel de
uno de los soldados españoles en la expedición de Aguirre, y nos relata cómo en
una escena de saqueo llegó a ser atacado con un sable por Kinski, fruto de sus ímpetus
a la hora de identificarse con el personaje, y a su ira incontrolada a partes
iguales. Dice que Klaus odiaba a sus semejantes, se creía sublime, perfecto,
estaba por encima del mal. Esa mentalidad le llevó a rechazar papeles ofrecidos
por Truffaut, Visconti, Fellini... y en cambio lo más excéntrico e inesperado
le atraía.
Durante el rodaje de la película Klaus amenazó con dejarla a medias, al
igual que había roto anteriormente más de 30 contratos. Herzog amenazó con
dispararle si se iba, lo que provocó los gritos de Kinski llamando a la policía,
que se encontraba a mas de 450 kilómetros de distancia. Esto creó la
famosa leyenda de que Herzog rodó el film amenazando de muerte a Kinski y apuntándole
con un arma. Lo que sí que consiguió es una locura controlada del actor, ideal
para conseguir un final sublime e hiperrealista de la película. Como señal de
admiración ante su loco favorito, Herzog nos habla de algo que él denomina “el
giro kinskiano”, una invención del actor, para aparecer delante de la cámara
pegado a ella y girando para aparecer ocupando toda la imagen, en una especie
de gesto torcido,lo que unido a su rostro tan tremendamente expresivo da una
fuerza inigualable a la imagen.
A continuación Herzog nos habla de la admiración que tenia por Kinski desde adolescente por sus papeles, siempre exagerados, pero llenos de un gran espíritu de profesionalidad y de búsqueda de la perfección. Ambos se odiaban y admiraban a partes iguales, no se podían ver pero no podía prescindir el uno del otro.
A continuación Herzog nos habla de la admiración que tenia por Kinski desde adolescente por sus papeles, siempre exagerados, pero llenos de un gran espíritu de profesionalidad y de búsqueda de la perfección. Ambos se odiaban y admiraban a partes iguales, no se podían ver pero no podía prescindir el uno del otro.
Llegamos al lugar de rodaje de Fitzcarraldo (1982), recorriendo el río Pongo,
río de crecidas devastadoras, y en el que se rodaron escenas en las que el
equipo de rodaje y el propio Kinski arriesgaron sus vidas. En las escenas del
barco un cámara resulto herido al chocar la nave contra las rocas en una
crecida del río, todo con un Kinski desatado y también mostrando su lado humano
ayudando a curar al herido. Herzog, comparado con Kinski, nos parece sensato y
razonable, pero es otro loco genial, en lugar de usar maquetas todas estas
escenas del río se rodaron con un barco real y con extras indígenas, viviendo a la intemperie, en plena selva. Uno
de los indígenas fue picado por una serpiente, y se tuvo que auto amputar el
pie. La reacción de Kinski ante esto fue protestar por cuestiones triviales,
necesitaba ser el protagonista, entendía ese momento de la amputación como que
le estaban robando protagonismo a él, lo mismo con una avioneta de miembros del
equipo que se estrelló, y cuando todos esperaban noticias, él se desgañitaba
protestando por un café demasiado frío. Es famosa la pelea que se rodó entre bastidores con Walter Saxer, jefe
de producción del film.
Por el contrario, la relación con
la protagonista femenina, Claudia Cardinale, fue siempre muy cortés y cordial,
para la actriz era todo un caballero, y con el que no tuvo ningún problema,
aunque reconoce su carácter pasional e impulsivo. Por último, también comentar que se dice que un jefe indio ofreció a
Herzog asesinar a Kinski, ya que los indios lo odiaban y le tenían miedo,
oferta que el director declinó.
Después se rodaron Nosferatu (1979) y Woyzeck (1979), en el rodaje de esta última,
que se desarrolló en la
República Checa , Klaus coincidió con Eva Mates, para la que
Kinski es el actor más profesional con el que ha trabajado, lo admira, lo
respeta y dice que conectó con él con una gran intensidad. Cuando la actriz fue
premiada en Cannes por su papel, Kinski, en lugar de estar envidioso la
felicitó y mostró gran cariño y sensibilidad hacia ella. Aquí vemos la clara
bipolaridad que muestra nuestro personaje.
La última colaboración fue en la controvertida Cobra Verde (1987), donde hay
escenas memorables al más puro estilo Kinski, como cuando dirige el asalto al
palacio del rey, totalmente desatado y con violencia real, encabezando unas
masas de extras totalmente hipnotizados con su fuerza y carisma. La última
escena que rodaron juntos es la escena final del film, metáfora del final de
una época de colaboración entre ambos, con un Kinski agotado, derrotado, que se
consume.
Klaus abandonó el rodaje antes de finalizarlo, estaba obsesionado con su
proyecto de Paganini (1989), en el que ya no va a colaborar con Herzog, en mi opinión
por desgracia, ya que podíamos haber tenido un sexto producto de calidad fruto
de la colaboración de estos dos locos geniales. En cambio, Kinski solo y
desatado hizo una película de grandes pretensiones que se quedó en una gran
extravagancia, producto de muy difícil digestión, en el que Kinski dejó todas
sus energías.
Dos años después este torbellino de la naturaleza murió de un ataque
cardiaco en su casa de California, en 1991, a los 65 años.
Se odiaban, se amenazaban, pero en el fondo ambos eran conscientes de
que se complementaban, se necesitaban, y colaborando salía a la luz lo mejor de
ambos en cuanto a talento cinematográfico se refiere.
“Nunca eché de menos a
Kinski, porque cuando murió la relación que había tenido con él ya había dejado
de existir. Sin embargo, de vez en cuando me doy cuenta de que extraño a ese
cabrón.” Werner Herzog.
ANTONIO JAVIER REGIDOR PUERTO
3 comentarios:
La verdad es que Kinski, tal y como muestra el documental, estaba como una regadera. Sin embargo, era un genio de la interpretación que, sumado al genio de Herzog, lograban experiencias únicas en el séptimo arte, tales como "Aguirre", "Nosferatu" y "Fitzcarraldo".
Como dicen ustedes (¿vosotros?) los españoles, joder! Enemigo interno se llamó aquí The bad lieutenant (Teniente corrupto), con Nicholas Cage. Con razón al principio no entendía lo de Kinski. Pero éste sí se llama Enemigo íntimo. Ok. Bueno, la existencia de Kinski está justificada tan solo con haberle dado vida a Natassja (a pesar de que hoy ya está algo golpeada por Cronos). He dicho.
Nombre completo del personaje Klaus Kinski Kaos
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