Uno de los directores más desconocidos en España, pero también uno de los más influyentes en el mundo de la animación, es Ralph Bakshi. Nació en la ciudad de Haifa, en Israel, en 1938, pero terminó por convertirse en todo un innovador cineasta de los Estados Unidos. Sus obras, de animación para adultos, se desarrollan fundamentalmente entre 1972 y 1983, con dos aportaciones más a mediados de los noventa. Alternan los géneros de cine negro, como en Heavy Traffic (1973) o Coonskin (1975), fantasía, como vemos en Wizards (1977) o Fire & Ice (1983), así como otros de diversa índole como Fritz the cat (1972) o Cool World (1993). Fue autor de la primera versión de El Señor de los Anillos llevada al cine. Casi treinta años después, hombres como Peter Jackson tomarían importantes referencias para su propia versión (el movimiento del personaje Gollum, o encuadres como el tomado en la muerte de Boromir son idénticos a los de la obra de Bakshi).
En cuanto a las tecnologías empleadas para su cine, Bakshi fue un gran aficionado al rotoscopio, mediante el cual eran captados los movimientos reales de una persona para luego plasmarlos en papel, lo que garantizaba un realismo impresionante a los movimientos de los personajes. En Fire & Ice o El Señor de los Anillos (1978) tenemos dos importantes ejemplos. Así mismo, Bakshi imprimía dramatismo a algunas de sus obras acompañándolas de imágenes reales pintadas de color liso y modificadas para su encaje en el argumento del film. Por ejemplo, en Wizards, escenas de hombres africanos o soldados de la Segunda Guerra Mundial son añadidas como fondo en la película agregándoles cuernos u ojos malignos para que parezcan demonios.
En mi opinión, su obra más impresionante es precisamente Wizards, de 1977. Traducida en España como Los hechiceros de la guerra, lo cierto es que, a pesar de lo primitivas que pudieran parecernos hoy las técnicas que emplea, el argumento y la banda sonora suplen con creces las posibles carencias. Sumergidos en un tiempo postnuclear, donde la mitad del planeta es pura fantasía de elfos y hadas, y la otra la más moderna tecnología en manos de mutantes y demonios, los protagonistas tendrán que llevar a cabo una heróica epopeya en medio de un fuerte pesimismo trastocado por los horrores de la guerra, y una melancolía que la banda sonora nos evoca sutil y acertadamente.
En fin, no puedo más que recomendaros a Ralph Bakshi y su cine, para mí, de lo mejor de su tiempo.
GÓMEZ JORDELL
1 comentario:
Interesante, interesante, interesante.
Antonio.
Publicar un comentario