Había una vez un tipo de cine donde la evasión y el regreso a la infancia eran sus principales motores. Dicho cine tenía, en los años 70 y 80, un padre principal aunque no exclusivo: Steven Spielberg. Super 8 es un intento de recuperar (y homenajear) ese tipo de cine, el cine con el que todos hemos disfrutado siendo niños, un cine en el que la aventura, la fantasía y lo imposible iban de la mano. Por eso mismo los referentes cinematográficos que se respiran en el film no pueden ser otros que: E.T., el extraterrestre (S. Spielberg, 1982), Encuentros en la tercera fase (S. Spielberg, 1977) y Los Goonies (Richard Donner, 1985), principalmente, a las que habría que añadir La guerra de los mundos (S. Spielberg, 2005) y, porqué no, La noche de los muertos vivientes (George A. Romero, 1968), entre otras.
Pero entre tanto homenaje existe un responsable con unas características y un conocimiento de lo que es su generación que hacen de Super 8 un producto único. J.J. Abrams seguramente fue un niño que creció con el cine de Spielberg. Se nota, se palpa en sus imágenes y en la espléndida utilización de todas estas fuentes para elaborar una cinta llena de nostalgia, en la que unos niños que están rodando una película de zombies en Super 8 son testigos por accidente del misterioso descarrilamiento de un tren.
J.J. Abrams, creador de la exitosa serie de televisión Lost y director de Misión: Imposible III (2006), recrea con gran acierto ese mundo de walkmans, niños que van en bicicleta, habitaciones plagadas de pósters de películas y muñecos, walkie talkies… Un mundo en el que más de una generación ha crecido y se siente por ende identificado. Este es uno de los principales aciertos de una película que ya es uno de los grandes estrenos del año.
Una de las principales bazas es su reparto, sobre todo los niños, con los que conseguimos trasladarnos a una época y una forma de hacer cine que ya no existe. Y sobre todo la primera parte. El arranque y los primeros 45 minutos son prodigiosos, una maravilla cinematográfica que bien puede encuadrarse dentro de lo mejor del último cine americano. El proceso de creación del corto que los niños están rodando muestra la pasión por hacer cine como pocas películas han conseguido de forma tan brillante, un cine dentro del cine entrañable y divertido. Además, el modo en que J.J. Abrams nos mantiene en el misterio es portentosa, logrando que la historia avance poco a poco sin mostrar demasiado y aportando únicamente los datos precisos e imprescindibles. Consigue una de las reglas de oro del cine: Entretener, por encima de todo, y conseguir que el espectador no abandone la butaca. Con ello demuestra ser un excelente alumno de Spielberg.
Lástima que no logre mantener el clímax, en mi opinión, una vez el misterio es desvelado. Aquí el film adquiere un tono rutinario, de simple cinta de aventuras, aunque esté muy conseguida la secuencia-homenaje a Alien, El octavo pasajero (Ridley Scott, 1979), hacia el final. El discípulo, en esta ocasión, no supera al maestro. En manos de Spielberg el proyecto hubiera adquirido, sin duda, otros resultados más beneficiosos para el conjunto de la película y no sólo para su primera mitad. Hubiera sido un film mucho más homogéneo, más redondo, con una culminación mucho mejor. Pero no le resto mérito a Abrams. Más bien al contrario, es de agradecer que se recupere el espíritu de un cine que no debería haber desaparecido (al menos en los mismos términos).
Sin perjuicio de lo anterior, Abrams consigue vertebrar con acierto y paralelamente el misterio de lo que sucede en el pueblo con la historia melodramática de los dos niños con infancia difícil: Joe Lamb (Joel Courtney) y Alice Dainard (Elle Fanning). Dos niños unidos en la amistad y en lo platónico porque ambos sufren un problema de incomunicación con sus progenitores. Aquí reside de nuevo el sello Spielberg, ya que estas subtramas recuerdan poderosamente (salvando las distancias) a la historia de ese niño melancólico por el divorcio de sus padres en la maravillosa E.T., el extraterrestre (1982), si bien es cierto que Super 8 carece de la sensibilidad que siempre ha tenido el cine de Spielberg.
Sin perjuicio de lo anterior, Abrams consigue vertebrar con acierto y paralelamente el misterio de lo que sucede en el pueblo con la historia melodramática de los dos niños con infancia difícil: Joe Lamb (Joel Courtney) y Alice Dainard (Elle Fanning). Dos niños unidos en la amistad y en lo platónico porque ambos sufren un problema de incomunicación con sus progenitores. Aquí reside de nuevo el sello Spielberg, ya que estas subtramas recuerdan poderosamente (salvando las distancias) a la historia de ese niño melancólico por el divorcio de sus padres en la maravillosa E.T., el extraterrestre (1982), si bien es cierto que Super 8 carece de la sensibilidad que siempre ha tenido el cine de Spielberg.
Abrams, por todo ello, aprueba con notable. La habilidad para realizar un film como éste, con tantos elementos, no está al alcance de cualquiera. Probablemente estemos ante un clásico moderno, aunque haya que comprobarlo pasados los años. Pero en una época en la que predominan los remakes, las secuelas y la falta de creatividad, es un lujo encontrarse con un producto que, sin ser nuevo, es al mismo tiempo una novedad. Una delicia para regresar a nuestra patria más querida: la infancia.
EDUARDO M. MUÑOZ
7 comentarios:
Excelente crítica Edu. La peli va de más a menos, pero cumple las expectativas, entretenida y, para los de mi generación, nostágica. Un abrazo!!
Muy buena crítica, estoy de acuerdo con muchas de las cosas que has descrito. Ojalá vuelva este tipo de cine y se consiga que primen los personajes sobre los efectos especiales. Queremos que Hollywood vuelva a ser creativo y que acabe esta moda de los remakes.
Por cierto, estamos sorteando material promocional de "Super 8" en nuestro blog. Podéis participar aquí: http://radiopopactionspain.blogspot.com/p/concurso-super-8.html
Saludos! :)
Habrá que verla. ;) Antonio.
La película me ha gustado de príncipio a fin, y durante toda la cinta recrea ese estilo de cine que antaño se hizo y no ha vuelto a filmarse.
MIKI
Todavía no la he visto, pero en realidad tengo un poco de miedo de que me decepcione un poco. Me explico: en su momento estaba enganchada a este tipo de películas de aventuras de Spilberg, pero quizás ahora tantos años después mis gustos hayan variado un poco.
Para salir de dudas lo mejor será verla y a ver qué pasa.
Saludos.
Bonita película, aunque al final me pareció que se desinflaba bastante... Aunque estoy de acuerdo en que viendo la cartelera actual, plagada de remakes y comedias toscas, una peli así, destaca sobremanera.
Un saludo!
Bien la ambientación de los años 70, y mal el final, no impresiona.
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