sábado, 11 de abril de 2015

Crítica de 'PASOLINI' (2014) de Abel Ferrara




Pasolini’ retrata las últimas  horas de la vida del cineasta, escritor y poeta italiano antes de ser brutalmente asesinado en una playa. Abel Ferrara retrata al personaje desde momentos íntimos, ya sea leyendo el periódico y escribiendo, ya sea en compañía de amigos y seres queridos. Ferrara no pretende hacer una investigación sobre la muerte de Pasolini, lo que quizá muchos esperaban de este biopic. A lo más que llega al respecto es a reflejar su muerte alejándose de la versión oficial. En vez de eso, prefiere homenajear su figura a través de discursos extraídos de entrevistas en las que vislumbramos sus pensamientos devastadores acerca de la vida, así como en escenas que son prefiguraciones de una novela que se encontraba escribiendo y que dejó inconclusa (‘Petróleo’) y un guión que nunca llegó a filmar (‘Porno-Teo-Colosal’). Estos momentos sirven a modo de comentarios que ilustran alegóricamente la vida del propio Pasolini y su modo de ver el mundo, alimentando la comprensión de su pensamiento. Si bien estas subtramas podrían desconcertar al espectador menos adentrado en la figura del cineasta italiano, pensando que están insertadas de relleno.


El problema de la película tal vez resida en que realiza un homenaje a la figura de Pasolini desde la superficie, no sumergiéndose demasiado en el porqué de tan relevante figura. El cinéfilo tal vez no lo necesite, pero alguien que no esté familiarizado con Pasolini podrá mostrar con facilidad indiferencia ante el relato de Ferrara. No obstante, desde el punto de vista de las infinitas películas que podrían salir de la vida de Pasolini, Ferrara demuestra valentía al construir un extraño y emotivo film desde su admiración personal, y por eso posiblemente haya elegido acercarse sólo a los  últimos momentos de su vida. Ello confiere a la película un tono crepuscular en el que la muerte está presente desde el primer minuto. Y en las recreaciones de la película que nunca llegó a filmar el cineasta italiano, es evidente que existe una nostalgia añadida por parte de un amante del cine de Pasolini como es Abel Ferrara.


No obstante, debido en parte a su corta duración y de que se trata de un mero homenaje, tal vez se eche en falta algo más. La película al finalizar deja la sensación de que tan compleja figura merecía un tratamiento algo más profundo. Del mismo modo, se abusa demasiado de las conversaciones en inglés, teniendo en cuenta que estamos hablando de un cineasta italiano. Nada que objetar al respecto al colosal trabajo de Willem Dafoe como actor y de Abel Ferrara como realizador. Este último crea para la posteridad unas imágenes absolutamente hipnóticas para un film que tal vez no sea perfecto, pero que sin embargo deja huella.

EDUARDO M. MUÑOZ 

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