‘Pasolini’ retrata las últimas
horas de la vida del cineasta, escritor y poeta italiano antes de ser
brutalmente asesinado en una playa. Abel
Ferrara retrata al personaje desde momentos íntimos, ya sea leyendo el periódico
y escribiendo, ya sea en compañía de amigos y seres queridos. Ferrara no
pretende hacer una investigación sobre la muerte de Pasolini, lo que quizá
muchos esperaban de este biopic. A lo más que llega al respecto es a reflejar
su muerte alejándose de la versión oficial. En vez de eso, prefiere homenajear
su figura a través de discursos extraídos de entrevistas en las que
vislumbramos sus pensamientos devastadores acerca de la vida, así como en
escenas que son prefiguraciones de una novela que se encontraba escribiendo y
que dejó inconclusa (‘Petróleo’) y un guión que nunca
llegó a filmar (‘Porno-Teo-Colosal’). Estos momentos sirven a modo de
comentarios que ilustran alegóricamente la vida del propio Pasolini y su modo
de ver el mundo, alimentando la comprensión de su pensamiento. Si bien estas
subtramas podrían desconcertar al espectador menos adentrado en la figura del
cineasta italiano, pensando que están insertadas de relleno.
El problema de la película tal vez resida en que realiza un
homenaje a la figura de Pasolini desde la superficie, no sumergiéndose
demasiado en el porqué de tan relevante figura. El cinéfilo tal vez no lo
necesite, pero alguien que no esté familiarizado con Pasolini podrá mostrar con
facilidad indiferencia ante el relato de Ferrara. No obstante, desde el punto
de vista de las infinitas películas que podrían salir de la vida de Pasolini,
Ferrara demuestra valentía al construir un extraño y emotivo film desde su
admiración personal, y por eso posiblemente haya elegido acercarse sólo a
los últimos momentos de su vida. Ello
confiere a la película un tono crepuscular en el que la muerte está presente
desde el primer minuto. Y en las recreaciones de la película que nunca llegó a
filmar el cineasta italiano, es evidente que existe una nostalgia añadida por
parte de un amante del cine de Pasolini como es Abel Ferrara.
No obstante, debido en parte a su corta duración y de que se
trata de un mero homenaje, tal vez se eche en falta algo más. La película al
finalizar deja la sensación de que tan compleja figura merecía un tratamiento
algo más profundo. Del mismo modo, se abusa demasiado de las conversaciones en
inglés, teniendo en cuenta que estamos hablando de un cineasta italiano. Nada
que objetar al respecto al colosal trabajo de Willem Dafoe como actor y de Abel Ferrara como realizador. Este
último crea para la posteridad unas imágenes absolutamente hipnóticas para un film
que tal vez no sea perfecto, pero que sin embargo deja huella.
EDUARDO M. MUÑOZ
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