Mil cretinos es una adaptación nada menos que de quince relatos del escritor catalán Quim Monzó. Ventura Pons ya adaptó a éste en el film El perquè de tot plegat (El porqué de las cosas, 1994) que gozó de mucho reconocimiento sobre todo a nivel internacional. Las historias que nos cuenta en la película que nos ocupa hablan sobre todo de las miserias humanas, reflejadas con mucho humor.
No es una película al uso. En ella no encontraremos una narración tradicional, de eso podemos olvidarnos. Deconstruye el tiempo narrativo constantemente y pasa por alto la teoría aristotélica de los tres actos. Las historias parecen al principio independientes unas de otras, coincidiendo tan sólo en temática, pero sin embargo observamos la maestría de su guión al ir descubriendo que los personajes van poco a poco cruzándose y apareciendo consecuentemente en las otras historias, contruyendo una compleja espiral en su conjunto. Los personajes secundarios tienen su propia historia (en la que de fondo aparecen, a su vez, los personajes que ya hemos visto en los otros relatos) y cada relato su propio título, siendo dicho guión una preciada máquina de relojería. Todo ello en algo más de noventa minutos de metraje.
Ventura Pons demuestra habilidad, además, en el manejo del ritmo que afecta por igual a cada una de las historias. Y los actores están todos, y recalco el todos, fabulosamente bien dirigidos, algo difícil de conseguir en un reparto absolutamente coral.
Las quince historias estan estructuradas en dos partes. Pons utiliza el recurso de un escritor que está escribiendo todos los relatos desde su ordenador personal para adentrarnos en cada uno de ellos. El mismo autor también tiene su propia historia, la última de la película concretamente. En el segundo acto Pons realiza un giro desconcertante y brusco, que puede que no se acabe de entender. De las historias contemporáneas del primer acto pasamos a presenciar relatos de diferentes épocas históricas, en las que se parodia el cuento de Guillermo Tell, la Bella Durmiente o Robin Hood, por citar algunos. Por si fuera poco este acto es un homenaje completo al cine mudo, incluso usa los rótulos característicos que muestran los diálogos en este primerizo cine. Hay que tener valor para hacer esto en los tiempos que corren, este cineasta demuestra una valentía sin limites que será agradecida (quizás únicamente) por la comunidad cinéfila. Un ejemplo de otro (y creo que único) homenaje reciente al cine mudo está en Hable con ella (2002) de Pedro Almodóvar. Además, la dirección de esta parte del film es muy teatral y se aprecia sobre todo en la puesta en cuadro de los actores y en los decorados, que son una absoluta maravilla. Los años en los que Pons dirigió teatro son la respuesta a esta perfecta fusión entre teatro y cine (el que escribe estas palabras sólo conoce un antecedente de saber unir con tanta maestría estas dos expresiones artísticas, a saber, la cinta de 1975 La flauta mágica de Ingmar Bergman).
Y al final todos los personajes del film se fusionan en el último relato, donde tienen una reunión en la que dan al escritor, su creador, un mensaje de que la vida vale la pena. Homenaje claro y redondo a Desmontando a Harry (1997) de Woody Allen. Por todo ello Mil cretinos es una pelicula distinta, arriesgada y muy rica en elementos y situaciones que merece la pena ser vista. A partir de este viernes 28 de Enero en cines.
EDUARDO M. MUÑOZ
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