La
noche de Halloween,
más allá de su estatus de film de culto y de su condición de película de referencia
del cine de terror moderno, no deja de ser, a día de hoy, una cinta fallida. No
quitamos su mérito al señor Carpenter,
quien dotado de una gran imaginación y de un pleno dominio de lo
cinematográfico, fue capaz de elaborar unas nuevas reglas para el convencional
cine de terror, que llegan hasta nuestros tiempos. Todo el estilo de films tipo Scream (1996, Wes
Craven), Sé lo que hicisteis el ultimo verano (1997, Jim Gillespie), o Viernes 13 (1980, Sean S. Cunningham), viene de aquí.
Pero vista hoy, la película pierde la fuerza que seguramente poseía allá por el
año 1978, quizá porque este estilo está demasiado explotado, y ya si la
comparamos con otros clásicos de Carpenter como la excelente La cosa: El enigma de otro mundo
(1982), pues mejor ni hablamos.
Tiene
su mérito, todo hay que decirlo, conseguir una película decente siendo rodada
en tres semanas y con un presupuesto ínfimo. Pero precisamente por eso, se
debería haber hecho un esfuerzo mucho mayor en el área del guión (del propio
Carpenter y Debra Hill). Ahí es donde
radica su mayor flaqueza, mucho más que desde el punto de vista técnico, donde
el trabajo de fotografía (Dean Cundey),
realización y banda sonora (mitica y del propio Carpenter) es sublime y lo
que más destaca de la cinta. Pero la historia es floja, carece de interés en
muchos momentos y muchas de las situaciones son resueltas de forma torpe. Los
personajes (adolescentes insulsos y simplones) tampoco gozan del mínimo interés
como para que nos podamos involucrar en la historia, y cuando comienzan los
asesinatos en vez de producirnos lástima, parece que estemos de parte del
asesino Michael Myers (icono del
cine de terror, punto a favor para
Carpenter). Ni tan siquiera existe una mínima explicación psicológica o racional
del comportamiento del psicópata.
Pero
para la historia del cine quedará para siempre una forma de entender el terror
que dio la vuelta a este género, que fue pionera y marca de la casa: los
inolvidables planos subjetivos tan característicos y tan llenos de tensión, la
aparición-desaparición del personaje de Myers según lo vea un personaje u otro
con ayuda de claroscuros, el inicio del subgénero del slasher (con mejores [Viernes 13] y peores títulos [Sé lo que
hicisteis el último verano]) o la atmósfera
claustrofóbica subrayada por la magistral banda sonora que sirve para
sobresaltar por doquier al espectador. Y, dicho sea de paso, sin necesidad de
mostrar ni la cuarta parte de sangre que todos los imitadores han mostrado
después, con casquería incluida. El éxito de la película
consiguió ocho secuelas, resultando una de las franquicias más rentables de la
historia del cine, puso de moda a los asesinos en serie en el cine e inició la
carrera de Jamie Lee Curtis. No está nada mal para un film de apenas 325.000 dólares de
presupuesto.
EDUARDO M. MUÑOZ
1 comentario:
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