Cuatro años tardaron el tandem Zemeckis-Spielberg-Gale en
retomar las aventuras de los viajeros
del tiempo Marty McFly (Michael J. Fox) y “Doc” Emmet Brown (Christopher
Lloyd). La película arranca justo donde acaba la primera entrega, en la que Marty y su novia
Jennifer se quedaban perplejos al ver entrar en escena a un futurista “Doc” que
regresa de un viaje al año 2015, advirtiendo a los jóvenes que algo han de
hacer para resolver los problemas de sus
futuros hijos.
“Regreso al futuro”, según ha relatado su director Robert
Zemeckis en más de una ocasión, en ningún momento fue creada para que tuviera
una continuación, mucho menos que se convirtiera en trilogía. El
final aludido, donde veíamos a un Delorean que vuela, era una broma sin la
menor intención por parte de los guionistas (el propio Zemeckis y Bob Gale).
Fue su tremendo éxito en taquilla lo que hizo que los cerebros se pusieran
manos a la obra para esbozar un guión de la segunda parte. Como curiosidad
diremos que la segunda y la tercera
entrega se rodaron simultáneamente (el estreno de “Regreso al futuro III”, por
su parte, fue en 1990. De hecho en un momento pensaron crear una única película,
pero dado su extenso metraje, decidieron
dividirla en dos creando así una de las trilogías más populares de la historia
del cine).
Un complejo y brillante guión sitúa en esta ocasión a los
viajeros del tiempo en el futuro, año 2015, para después dar con ellos (debido
una compleja vuelta de tuerca en la historia) en un 1985 alternativo (por obra
y gracia de las paradojas temporales); y terminar retornando nada más y nada
menos que al escenario del primer film, el año 1955, donde conviven
paralelamente los personajes de la primera aventura con los de la segunda. Un
prodigioso lío muy bien hilvanado que consigue una de las películas más
interesantes de Robert Zemeckis.
El futuro que plantea Zemeckis no pretende ser en ningún
momento premonitorio, como sí lo eran los propuestos en films como “2001, Una
odisea del espacio” (1968, Stanley Kubrick) o “Blade Runner” (1982, Ridley
Scott). El año 2015 de “Regreso al futuro II” se nutre de referencias halladas
en films de ciencia ficción y en la literatura fantástica, pero con muchas
dosis de homor e ironía (como el cartel en 3D de “Tiburón 19” ), y tópicos como el de los
coches voladores, aeropatines, diseños futuristas para edificios,
electrodomésticos caseros y ropa (recordemos los robocordones). Además el futuro diseñado sirve para insertar
constantes guiños y similitudes argumentales con el primer “Regreso al futuro” (por
ej., el hombre que va solicitando donaciones para salvar el reloj de la torre y
la persecución en aeropatín). Un futuro entrañable y conscientemente nada pretencioso.
La magia de la primera parte persiste en esta secuela. El episodio en el año
1985 alternativo es, sin duda alguna, el más oscuro e inquietante de toda la trilogía. Allí Marty y Doc se enfrentan a
un Hill Valley decadente y corrupto, donde Biff Tannen (Thomas F. Wilson) es el amo de todo. Por su parte la
vuelta al año 1955, donde el propio Marty regresa como espectador a su anterior
aventura tan sólo un día después, nos devuelve al espíritu de la primera
entrega además de regalarnos un extraño experimento en el que los personajes
son testigos de sí mismos, prácticamente único en el cine.
De la trilogía de “Regreso al futuro” se desprende, para bien, una
homogeneidad formal y coherencia interna que es resultado del mismo equipo de
trabajo: el mismo director para las tres películas (Zemeckis), el mismo
director de fotografía (Dean Cundey), el mismo compositor para la banda sonora
(Alan Silvestri), el mismo guionista (Bob Gale, quien co-escribió el libreto de
la primera aventura con Robert Zemeckis) y los mismos actores para los roles
principales. Tan solo se negó a
participar en las secuelas el actor Crispin Glover, con lo que Bob Gale y
Zemeckis se vieron obligados a diseñar la historia sin el personaje del padre de Marty con peso en la película,
añadiendo el brillante episodio del 1985 alternativo, donde George McFly está
muerto. No hay mal que por bien no venga y que no pueda arreglar la magia del
cine.
EDUARDO M. MUÑOZ
4 comentarios:
La trilogía que nunca me cansa y que me engancha en la butaca.
Miki,salu2.
Es curiosa la magia que desprenden estos films. Desprenden algo de la esencia propia del ser humano, en este caso la infancia. Creo que al haberlas visionado tantisimas veces en mi pasado mas tierno, estas peliculas forman parte de mi, como dice la cancion de Camilo Sesto. Lo que me han proporcionado durante años es algo mas que entretenimiento. Yo diria "felicidad".
La verdad es que es la mas floja de las 3 pero te diviertes muchísimo con ella , lo mas notable es la vuelta a 1955 creando un montaje paralelo entre las dos historias de un amplio valor cinematográfico y sumergiendote de lleno en la primera parte, algo mas que notable de inventiva guionistica.
De las tres mi menos favorita, pero es parte esencial de la trilogía. La primera es sencillamente brutal. Me encanta cuando llega a Hill Valley de 1955 y suena de fondo Mr. Sandman de The Chordettes.
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