martes, 4 de diciembre de 2012

Crítica de 'REGRESO AL FUTURO II' (1989) de Robert Zemeckis




Cuatro años tardaron el tandem Zemeckis-Spielberg-Gale en retomar las aventuras de los  viajeros del tiempo Marty McFly (Michael J. Fox) y “Doc” Emmet Brown (Christopher Lloyd). La película arranca justo donde acaba la  primera entrega, en la que Marty y su novia Jennifer se quedaban perplejos al ver entrar en escena a un futurista “Doc” que regresa de un viaje al año 2015, advirtiendo a los jóvenes que algo han de hacer para resolver  los problemas de sus futuros hijos.

“Regreso al futuro”, según ha relatado su director Robert Zemeckis en más de una ocasión, en ningún momento fue creada para que tuviera una continuación,  mucho  menos que se convirtiera en trilogía. El final aludido, donde veíamos a un Delorean que vuela, era una broma sin la menor intención por parte de los guionistas (el propio Zemeckis y Bob Gale). Fue su tremendo éxito en taquilla lo que hizo que los cerebros se pusieran manos a la obra para esbozar un guión de la segunda parte. Como curiosidad diremos que la  segunda y la tercera entrega se rodaron simultáneamente (el estreno de “Regreso al futuro III”, por su parte, fue en 1990. De hecho en un momento pensaron crear una única película, pero dado su extenso  metraje, decidieron dividirla en dos creando así una de las trilogías más populares de la historia del cine).



Un complejo y brillante guión sitúa en esta ocasión a los viajeros del tiempo en el futuro, año 2015, para después dar con ellos (debido una compleja vuelta de tuerca en la historia) en un 1985 alternativo (por obra y gracia de las paradojas temporales); y terminar retornando nada más y nada menos que al escenario del primer film, el año 1955, donde conviven paralelamente los personajes de la primera aventura con los de la segunda. Un prodigioso lío muy bien hilvanado que consigue una de las películas más interesantes de Robert Zemeckis.

El futuro que plantea Zemeckis no pretende ser en ningún momento premonitorio, como sí lo eran los propuestos en films como “2001, Una odisea del espacio” (1968, Stanley Kubrick) o “Blade Runner” (1982, Ridley Scott). El año 2015 de “Regreso al futuro II” se nutre de referencias halladas en films de ciencia ficción y en la literatura fantástica, pero con muchas dosis de homor e ironía (como el cartel en 3D de “Tiburón 19”), y tópicos como el de los coches voladores, aeropatines, diseños futuristas para edificios, electrodomésticos caseros y ropa (recordemos los robocordones). Además el futuro diseñado sirve para insertar constantes guiños y similitudes argumentales con el primer “Regreso al futuro” (por ej., el hombre que va solicitando donaciones para salvar el reloj de la torre y la persecución en aeropatín). Un futuro entrañable y conscientemente nada pretencioso.



La magia de la primera parte persiste en esta secuela. El episodio en el año 1985 alternativo es, sin duda alguna, el más oscuro e inquietante de toda  la trilogía. Allí Marty y Doc se enfrentan a un Hill Valley decadente y corrupto, donde Biff Tannen (Thomas F. Wilson) es el amo de todo. Por su parte la vuelta al año 1955, donde el propio Marty regresa como espectador a su anterior aventura tan sólo un día después, nos devuelve al espíritu de la primera entrega además de regalarnos un extraño experimento en el que los personajes son testigos de sí  mismos, prácticamente único en el cine.

De la trilogía de “Regreso al futuro” se desprende, para bien, una homogeneidad formal y coherencia interna que es resultado del mismo equipo de trabajo: el mismo director para las tres películas (Zemeckis), el mismo director de fotografía (Dean Cundey), el mismo compositor para la banda sonora (Alan Silvestri), el mismo guionista (Bob Gale, quien co-escribió el libreto de la primera aventura con Robert Zemeckis) y los mismos actores para los roles principales. Tan solo se negó a  participar en las secuelas el actor Crispin Glover, con lo que Bob Gale y Zemeckis se vieron obligados a diseñar la historia sin el personaje del padre de Marty con peso en la película, añadiendo el brillante episodio del 1985 alternativo, donde George McFly está muerto. No hay mal que por bien no venga y que no pueda arreglar la magia del cine.

EDUARDO M. MUÑOZ

4 comentarios:

Anónimo dijo...

La trilogía que nunca me cansa y que me engancha en la butaca.
Miki,salu2.

Eduardo M. Muñoz Barrionuevo dijo...

Es curiosa la magia que desprenden estos films. Desprenden algo de la esencia propia del ser humano, en este caso la infancia. Creo que al haberlas visionado tantisimas veces en mi pasado mas tierno, estas peliculas forman parte de mi, como dice la cancion de Camilo Sesto. Lo que me han proporcionado durante años es algo mas que entretenimiento. Yo diria "felicidad".

Carlitos way dijo...

La verdad es que es la mas floja de las 3 pero te diviertes muchísimo con ella , lo mas notable es la vuelta a 1955 creando un montaje paralelo entre las dos historias de un amplio valor cinematográfico y sumergiendote de lleno en la primera parte, algo mas que notable de inventiva guionistica.

Gómez Jordell dijo...

De las tres mi menos favorita, pero es parte esencial de la trilogía. La primera es sencillamente brutal. Me encanta cuando llega a Hill Valley de 1955 y suena de fondo Mr. Sandman de The Chordettes.