miércoles, 8 de diciembre de 2010

AMORES PERROS (2.000) de Alejandro González Iñárritu.


Amores perros es una obra maestra, dirigida magistralmente por el director de origen mejicano Alejandro González Iñárritu, quien nos deleita ahora con su nuevo trabajo Biutiful (2.010) y quien ya lo hizo antes con su anterior Babel (2.006) y 21 gramos (2.003).

Amores perros pone en marcha tres historias dispares que confluyen fatalmente en un aparatoso accidente de tráfico. La sucesión de la trama dista mucho de ser una trama lineal y cronológica. El desarrollo narrativo avanza paulatinamente desde las tres historias a la vez. Se entrelazan las unas con las otras y en ocasiones se utiliza la técnica del salto temporal. Como en la vida misma, el espectador anda de un lado para otro, de una historia a otra historia, de un momento en el tiempo a otro momento, de un climax de tensión a otro más calmoso, de un ritmo ajetreado a un ritmo apaciguado, de una clase social a otra clase social.

Todo ello se orquesta con maestría y profesión. El director saca partido a la tremenda complejidad con que articula su película. Pone en escena un caos, un totum revolutum, de historias y de técnicas de narración que, finalmente, componen un orden caleidoscópico, riguroso y medido, muy semejante a esas partituras atestadas de acordes disonantes con que la nueva música, la clásica contemporánea, nos regala el oído.

Los protagonistas de cada historia, - Valeria, Octavio y Chivo -, aparecen con sus amados perros, con los que se deduce un vínculo transpersonal: la suerte de estos perros corre pareja a la suerte de sus amos, las vicisitudes emocionales e incluso las lesiones físicas que padecen los protagonistas se corresponden con las que viven sus perros. Hay un vínculo claro entre los perros y los protagonistas. Los animales son a los protagonistas lo que en la tradición chamánica mejicana se denomina naguales. Octavio interpretado magistralmente por Gael García Bernal tiene su nagual. Valeria Maya interpretada por una imponente Goya Toledo tiene su nagual. Y, finalmente, Chivo interpretado por Emilio Echegarai, con solera y buen hacer, tiene sus perros, sus naguales.




Amores perros es una historia que habla de la identidad del hombre, de su búsqueda del sentido, del amor frustrado y de la animadversión presente entre los hombres: esos hermanos que, movidos por sus bajas pasiones, jamás se reconcilian. El caudal narrativo nos refresca la memoria y nos saca a relucir algunos de los resortes de nuestras tradiciones más antiguas. Hay resonancias bíblicas, esotéricas, chamánicas, en la textura argumental, resonancias con las que se redondea una obra maestra que puso en primer plano de la escena mundial, al director de cine Alejandro González Iñárritu; Alejandro González Iñárritu; Alejandro González Iñárritu.

ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS

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