viernes, 31 de diciembre de 2010

BALADA TRISTE DE TROMPETA según Carlitos Way


Estamos ante un cineasta con un universo muy particular que hace cine como pocos, y también ante un coupage de géneros. De la Iglesia demuestra ser un maestro en cada uno de ellos. Lástima que en esta ocasión no haya sabido enlazarlos pefectamente en el ritmo externo o montaje. Éstos son sobre todo thriller y comedia que nos ofrecen secuencias de acción de indudable valor y otros no tan buenos momentos cómicos donde el film pierde intensidad, en mi opinión. Esto puede ser causa de distracción para el espectador.

Sin embargo, su ritmo interno (me refiero principalmente a los actores y la planificación de movimientos dentro de cuadro) es absolutamente genial y concuerda a la perfeccion con la intensidad del film. Sin embargo, hay mucho tiroteo al final donde se le podía haber dado mas intensidad de intriga. Es decir, no haber enseñado tanto despliegue pirotécnico y haberle dado una belleza mas poética que, sin embargo, la tiene.

Metaforicamente el guión es de una incalculable belleza de expresiones y sentimientos. Nos transporta maravillosamente bien a una época de la cual somos partícipes en cuanto a memoria histórica (muchos de nuestros familiares sufrieron la posguerra y lucharon en la Guerra Civil). Aqui Álex de la Iglesia nos divide de la misma forma que esa España que se dividió a la fuerza. Los Republicanos están simbolizados en el Payaso triste (maravillosamente interpretado por Carlos Areces, el Goya al Actor Revelación ya tiene nombre), llegando a una locura de amor para convencer a unos españoles de su bondad. Su personaje avanza como la espuma hasta límites insospechados, como esa España engañada que sufrió una posguerra lamentable. Al igual que su personaje está anclada en un pasado que ya no le pertenece, después de unas heridas de guerra marcadas en su rostro. Por otro lado, los nacionales están representados por el Payaso tonto. Y los españoles en su conjunto por Natalia (una actuación sólo aceptable de Carolina Bang) que representa a esos españoles que siempre dudaron sobre su ideología política, del mismo que su personaje  duda de su amor hacia uno o hacia otro y que por amor o por corazón seguía equivocándose. Y es que en una guerra elijas lo que elijas siempre te equivocas.

La película, por tanto, es el arquetipo de un cine de entrenimiento elevado al máximo exponente y es una de las revisiones más loables de la Guerra Civil Española. Mezcla la lucha de los payasos (de lo mejor de nuestro cine en cuanto a acción), la comedia ácida y el cine documental de indudable valor histórico. Arriba el cine español.

CARLITOS WAY

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