domingo, 12 de diciembre de 2010

EL FOTÓGRAFO DEL PÁNICO (PEEPING TOM, 1960) de Michael Powell


La película comienza de forma inquietante. Mediante un largo plano subjetivo, somos testigos del asesinato de una prostituta mientras la filman con una cámara. Michael Powell nos presenta al asesino desde el comienzo, no es por tanto una película de corte policíaco donde la intriga se base en descubrir al criminal. No van por ahí los tiros. El fotógrafo del pánico es, sobre todo, una película sobre el voyeurismo.

Mark Lewis es fotógrafo, trabaja en el cine y es un asesino de mujeres. Las mata con una púa metálica que lleva oculta en el trípode de su cámara, mientras las filma. Un personaje nada simpático que, sin embargo, actúa así por haber sufrido los experimentos de un padre científico cuando era niño. Su padre era biólogo y estudiaba las conductas asociadas al voyeurismo y al miedo. Así, filmaba las reacciones de su hijo ante la proyección de fuertes luces mientras dormía, cuando tiraba lagartos en su cama y mientras miraba a su madre muerta.

Todo eso hace que Mark sea un perturbado, un desequilibrado. Necesita matar y filmar a sus víctimas para contemplar el miedo exterior, ya que él lo tiene interiormente. Toda su mirada tiene que hacerla a través de la cámara, no es capaz de relacionarse con nadie si no es filmando. Es solitario y tímido, el miedo hace que mate y su relación con el mundo sólo puede darse a través de la cámara.

Son muy importantes a este respecto dos personajes de la película. Uno es Helen, una chica que vive en su mismo edificio y que se enamora de Mark. Es la única que le demuestra cariño y Mark es capaz de estar con ella sin filmarla. Es la única persona del mundo en quien confía, la única chica a la que no necesita matar.

El otro personaje es la madre de Helen, una mujer ciega debido a una negligencia médica que le hace ser una mujer atormentada y desconfiada. Es el personaje que más se parece a Mark, pese a que a simple vista parezcan antagónicos. Incluso lleva en su bastón una púa metálica como la del trípode de Mark. Es ciega pero esto no le impide intuir que algo raro pasa en la conducta de éste y trata de ayudarle.

El fotógrafo del pánico es una película con un desarrollo de personajes formidable. Michael Powell acierta con este drama psicológico con pinceladas de cine de terror. El tema del voyeurismo, además, no sólo se nos muestra en los personajes principales sino que impregna todo el film: recordemos la tienda de prensa donde se venden fotografías de mujeres desnudas (hechas por Mark), el estudio cinematográfico (donde no por casualidad el protagonista trabaja)... Parece como si Powell nos estuviera diciendo que, patologías aparte, el ser humano es voyeur por naturaleza.

La película por esta razón está emparentada con una de las obras maestras de Alfred Hitchcock, La ventana indiscreta (1954), salvando las distancias y las peculiaridades de una y de otra. El cine, la fotografía y el fenómeno audiovisual en general son usados en el film como formas de voyeurismo, como metáforas. Con estas claves hay que ver esta maravilla del cine de los años 60 adelantada a su tiempo.

EDUARDO M. MUÑOZ

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