martes, 3 de junio de 2014

Crítica de 'SNOWPIERCER' (2013) de Bong Joon-Ho


                      

La última película del director coreano  Bong Joon-Ho  es un arma de doble filo. Por un lado está, como espectadores, una  concepción de mero blockbuster y por otro nuestra decisión de tomar en serio esta obra postapocalíptica. 



En cuanto a la primera concepción Snowpiercer  cumple  a la perfección con los patrones y clichés de este tipo de películas. Es más, la propuesta de Bong Joon- Ho está muy por encima de la media a la que últimamente nos tiene acostumbrados el género. La decisión del director de adaptar un comic francés de los años 80 (Le Transperceneige)  es muy acertada. Propuestas tales como la vuelta a la era glacial, la convivencia de los últimos humanos  dentro de un tren de movimiento perpetuo y las referencias sociopolíticas,  no son unos temas muy comunes en las películas dirigidas al puro entretenimiento y a un público muy específico. Desde este punto de vista Snowpiercer es una obra original, con un ritmo manejado con buen oficio  y con un reparto plagado de actores de primer orden; un correcto, pero encasillado en papeles de héroe, Chris Evans, una estupenda Tilda Swinton y los siempre geniales John Hurt  Ed Harris. Este elenco, la maestría de Bong Joon-Ho, sobradamente demostrada en obras anteriores como Memories of Murder y The Host, al emplazar la cámara y la resolución de las secuencias de acción, un punto de partida que rezuma originalidad y un cínico y negro sentido del humor, hacen de Snowpiercer algo más que una mera película palomitera cuyo único fin es llenar las salas multicines .



                         

Sin embargo, ¿Snowpiercer  encarna la revolución de este tipo de cine?. No. Es un colmado de buenas intenciones, y aquí entramos  en el segundo punto de vista con el que abordábamos la película, de una marejada de temas pseudofilosóficos, éticos y religiosos que no terminan de saciar nuestras expectativas. A Snowpiercer le falta valentía, es decir, parece como si  Bong Joon- Ho después de poner toda la carne en el asador, preocupado por otros quehaceres, dejase que  se quemara. Al plantear algo tan arriesgado como un holocausto climático del que solo unos pocos han logrado sobrevivir dentro de un tren , configurados en torno a clases sociales ,los pobres en la cola y las clases pudientes, colmadas de privilegios, en los primeros vagones, esperas que ese discurso radical lo mantenga hasta el final.  Los problemas del film  de Bong , tras un estupendo arranque que , hábilmente manejado, desconcierta al espectador, empiezan a perder fuerza cuando nos sitúa en todos los lugares comunes  , en desarrollos más que  manidos  ; la figura del líder atormentado y dubitativo (Chris Evans), el gurú intelectual ( John Hurt) , los esbirros sádicos y sin conciencia  de la  mano de la mala malísima (Tilda Swinton), el apoyo y motivación al héroe  por parte de su segundo de abordo con un triste porvenir  (Jamie Bell) y un entorno hostil  propiciado por el deseo y capricho del líder-creador  (Ed Harris).  Lo que parece un encauzamiento por parte del director una vez iniciada la revuelta, con un buen manejo del tempo narrativo y visual,  que propicia en el espectador  la sensación de que es cogido de la mano y llevado por los vagones del tren, pierde fuerza y confunde según nos vamos acercando a la locomotora  y al final Snowpiercer.


                                    

De buenas intenciones el mundo del cine está lleno pero eso no basta para intentar dar una vuelta de tuerca al género

JUAN AVELLÁN

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