jueves, 17 de septiembre de 2015

Crítica de 'HEIMAT: LA OTRA TIERRA' (2013) de Edgar Reitz




La última película de Edgar Reitz, Heimat: La otra tierra’, en realidad es una precuela de la monumental trilogía del mismo nombre realizada para televisión en los años 1984, 1993 y 2004, donde se reflejaban los acontecimientos de la Historia de Alemania desde la Primera Guerra Mundial hasta los albores del siglo XXI a través de la perspectiva de la genealogía familiar. En esta ‘Heimat: La otra tierra’ (2013) la acción se remonta a unos acontecimientos menos conocidos pero igualmente reales  de mediados del siglo XIX, donde miles de europeos emigraban a Sudamérica en un intento de huir del hambre, la pobreza, el frío y el despotismo.



El film se centra en la figura de Jakob y su familia, quien sueña con emigrar a Brasil, país que tiene idealizado a raíz de las lecturas de los libros que consigue y para lo cual está aprendiendo incluso las lenguas de los indios de la selva amazónica. El film sigue la vida de Jakob y su familia desde 1842 a 1844 y hace testigo al espectador de acontecimientos como el florecimiento del amor, el enfrentamiento fraternal, los devastadores inviernos, la frustación, el deseo de una vida mejor, la unión familiar o la muerte. Todo ello a través de casi 4 horas de duración que divide al relato en dos partes: “Crónica de un sueño” y “El éxodo”.



Edgar Reitz es un cineasta que se toma su tiempo para contar su historia. Pero en una epopeya tan enorme como ésta sería un crimen querer ir con prisas. La historia de Alemania, como la de cualquier país, requiere ser contada en su tiempo adecuado. Pero que nadie se lleve a engaño ni se eche a temblar. Edgar Reitz es un virtuoso de la narración, y consigue atrapar al espectador desde el minuto uno. Cuando éste finalice el visionado de esta obra no tendrá la impresión de haber estado cuatro horas ante una  pantalla de cine, sino que más bien será consciente de haber asistido a un acontecimiento, no al visionado de un simple film. ‘Heimat: La otra tierra’ es el reflejo de la vida misma en un bellísimo blanco y negro y en Cinemascope, con atisbos de color en determinados objetos, técnica que retrotrae a films como ‘La lista de Schindler’ (1993) y que Reitz emplea con acierto y elegancia. La cámara de Reitz se mueve con soltura coreografiando las almas de estos personajes entre las calles del pueblo ficticio de Schabbach y los vastos campos germanos, transmitiendo un efecto hipnótico que logra mantener en todo el metraje y que resulta difícil de olvidar. En definitiva, una inolvidable obra épica que tiene el aroma y el sabor de una gran obra maestra, donde todos y cada uno de sus planos son muestra de ello.

EDUARDO M. MUÑOZ

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