viernes, 3 de diciembre de 2010

HABITACIÓN EN ROMA (2.010) de Julio Medem


"Habitación en Roma" no se encuentra a la altura de los mejores films del cineasta Julio Medem. "Los amantes del círculo polar" (1.998), o "Lucía y el sexo" (2.000) son buenas referencias, -excelentes-,  de quien en ellas hizo gala de una capacidad inverosímil para contar historias de bellísima hechura. “Habitación en Roma” es un remake de la película “En la cama” (2.005) del director chileno Don Matías Biza. Representa la historia de dos mujeres que se conocen, se atraen, y pasan juntas una noche en un hotel romano.

Pasado el ecuador, la película aburre. Todo está dicho, todo está hecho y el desenlace no nos sorprende en nada. Desde entonces se estiran las escenas artificiosamente, y el guión y los diálogos resultan de una pesantez y de una afectación, que nos abren la boca en un bostezo celestial. El director se las compone para rellenar el metraje y hacerse con el tiempo que estipulan los largos. El problema es que cuando se pone a ello salta a la vista una innegable ramplonería y un no menos detestable adocenamiento, que da al traste con la cinta en todos los sentidos.

Julio Medem no saca a relucir ni su talento ni su universo estético. No vemos los espacios naturales tan hermosos que filmara en otros films. No vemos referencias a los astros, a los círculos, o a las casualidades que destrenzan el amor y el vacío.  No vemos nada que no sea un oculto interés por desbancar nuestros bolsillos, una pérfida abdicación de su perfil de artista.

En su lugar Medem nos cuenta una historia manida, fácil, una historia que funda su centro de atención en la lujuria y el morbo de ver a dos mujeres acostándose: ese viejo fantasma que atormenta a los hombres desde que el hombre es hombre. La cuidada cursilería con que nos deleita deriva en estropicio, la superficialidad de los sentimientos que se ponen en juego nos mueven al sopor, y la poca profundidad de las conversaciones ponen en evidencia una interpretación tan deficiente como malograda. Quizá Elena Anaya tenga un pase, pero el caso de Natasha Yarovenko, solo puede arreglarse con las listas del paro.

Los planos a menudo resultan demasiado artificiales y producen el efecto contrario al ideado. Cuando las actrices comienzan a contar su pasado, su biografía, su historia personal, los planos, el ambiente, y la interpretación no convienen en convocar la atmósfera adecuada para la desnudez del alma. Se nos cuenta una historia que pretende asemejarse a lo real y sin embargo la historia se aleja de la realidad, absurda y con tintes falsarios, aderezada con una alarde de sobreactuación tan anodina como acartonada.

Es imperdonable la impostura intimista que nos ofrece Medem. Un director que, cuando quiere, hace historias bellísimas y, que ahora, por el contrario, nos ofrece una historia mascada, barata, de no más de cuatro duros, una historia que ha filmado en un recinto limitado de unos 50 metros de superficie, sin exteriores, sin apenas secundarios, con tan sólo una pareja de actrices principales, con un guión no menos detestable y con el fuerte reclamo de las escenas de cama. Cualquier película porno es más satisfactoria. Es verdad. Pero aquí el Señor Medem tiene el renombre suficiente como para hacernos pasar por la taquilla y que soltemos los 7 putos euros esos de mierda.

ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No la he visto, pero Medem está en horas bajas. Eso está claro. Su anterior film, "Caótica Ana", me pareció una película horrible y sin sentido.
Por cierto Anto, esta película no está en cartelera. Hay que cambiarla a Visionadas.
Un abrazo, compañero bloguero.

Anónimo dijo...

Soy Edu, se me olvidó firmar!! jeje

Anónimo dijo...

jajjaja. Como quieras... a visionadas entonces. La pusé aquí porque es relativamente reciente, de abril, pero está bien... Es una pena lo de Medem, con el talento que tiene, está echado a perder... He visto lo que tienes publicado en Librecinéfilo. MOla. Abrazos. Anto.