sábado, 23 de abril de 2011

ORDET, LA PALABRA (ORDET, 1955) de Carl Theodor Dreyer


Al margen de superproducciones como Ben-Hur (1959, William Wyler), La túnica sagrada (1953, Henry Koster), Rey de reyes (1961, Nicholas Ray), La historia más grande jamás contada (1965, George Stevens) y otros films de temática religiosa que son exhibidos cada año por televisión durante Semana Santa (y no lo digo peyorativamente sino todo lo contrario), existen también otras pertenecientes al mismo género con menores pretensiones y más desconocidas fuera de los círculos cinéfilos. No por ello son de menor calidad. Un ejemplo es Ordet, una de las grandes películas de Carl Theodor Dreyer.
Ordet no es una película sobre la vida de Cristo ni sobre algún pasaje o fragmento de la Biblia, tampoco es una superproducción, por eso está alejada de las anteriormente citadas. Sin embargo existen pocos ejemplos de dramas familiares y costumbristas con un protagonismo tan fuerte de la religión, como es el caso de esta obra.
Dreyer hace uso de una grandiosa sobriedad, sobre todo en los decorados, para contarnos una historia que podría llevar como subtítulo: “La fe mueve montañas”. La cinta gira en torno a los miembros de una familia granjera. El día a día de estas gentes humildes es mostrado por la cámara de Dreyer sin artificios ni efectos especiales, tan sólo con una magnífica mise en scène compuesta casi en su totalidad por largos planos que consiguen dar al conjunto de la película un aspecto teatral. El guión está firmado por el propio Dreyer, que adapta la obra homónima del pastor Kaj Munk.


La familia protagonista está compuesta por el patriarca, Morten Borgen, y sus tres hijos, Mikkel, Johannes y Anders. El primero espera su tercer hijo con su mujer, Inger, y no acaba de alcanzar a Dios porque le falta fe. Por su parte, Johannes es un antiguo estudiante de Teología que de tanto leer al pensador Søren Kierkegaard se identifica con la figura de Cristo y todos le toman por un loco. Y el tercero, Anders, está enamorado de la hija de un sastre, quien pertenece a un clan religioso rival y por eso se opone a la unión amorosa entre Anders y su hija.
Ordet es una película sobre un milagro, y sobre cómo desde la fuerza de la fe y los valores cristianos se puede hacer frente a las adversidades así como llevar una vida en comunión y tolerancia con nuestros semejantes y nuestros rivales. La primera mitad del film contiene un tono más esperanzador. La desgracia va pesando poco a poco hasta que estalla hacia la mitad de la cinta. Incluso la iluminación cambia, dando al film un aspecto menos onírico y más austero que el de la primera mitad.


La credibilidad del maestro Carl Theodor Dreyer y de lo que nos está contando es asombrosa. Para cuando sucede el milagro estamos tan identificados con la familia que consigue emocionarnos sobremanera y que veamos la religión desde otra óptica. Los valores que emanan de esta obra desprenden un olor a sinceridad y a belleza que obtienen como resultado que el mundo cambie ante nuestros ojos, logra el optimismo en el valle de las lágrimas. En cierto modo consigue que el espectador se haga creyente, palabra de agnóstico. Es de esas películas que nos dejan con buen sabor de boca, muy recomendable para Semana Santa (ahí dejo mi recomendación para las televisiones, iluso de mí) o para cualquier momento de nuestras vidas que necesitemos una dosis de espiritualidad… o de cine con mayúsculas, sin más.

EDUARDO M. MUÑOZ

2 comentarios:

Diego Fernández dijo...

Me encantó Ordet, de lo mejor de Dreyer. Es muy poderosa y mucha esencia que guarda este film se puede ver años más adelante en directores de la talla de Bergman (de ahí vemos mla importancia de este film). En el plano estético la obra de Dreyer es bestial y para mí era el que mejor utilizaba los contrastes de blanco y negro (sobretodo en "Vampyr, la bruja vampiro").
Muy buena entrada, un saludo desde "El hombre de crista"!!

http://hombredecristal.blogspot.com/2011/04/proximamente-band-apart.html

E. Muñoz dijo...

Gracias por tu aportación, Diego. Desde luego que podemos ver la influencia de Dreyer en otros cineastas europeos como Bergman, sobre todo en el lado estético, ya que desde el punto de vista filosófico son dos autores bien diferentes. Dreyer plantea una visión religiosa del mundo y Bergman otra más existencialista (ambas con matices).
Visitaremos tu blog. Un placer.