lunes, 11 de julio de 2011

"...esos momentos se perderán en el tiempo... como lágrimas en la lluvia..." (BLADE RUNNER [1982, Ridley Scott])


La lucha entre el replicante y el policía toca a su fin. Todo parece indicar que el replicante (un flamante Rutger Hauer) acabará con Rick Deckard (Harrison Ford). Pero no. Le perdona la vida. Este significativo hecho revela que el único pecado del replicante, su único crimen, es querer vivir más. Su drama es conocer la finitud bajo su alma artificial, haber tomado conciencia de sí. La impotencia y el deseo de prolongar su vida hacen que valore ésta sobre todas las cosas.


El replicante no puede quitarle la vida a nadie, ni siquiera a su verdugo. Ama demasiado la existencia para hacerlo. Ha visto cosas y ha tenido momentos que nosotros no creeríamos. Pero ahora todo eso se perderá como lágrimas en la lluvia. No hacen falta más palabras. En tres minutos de secuencia se nos ha recordado la belleza de la vida y la importancia de aprovechar cada segundo de la misma.

EDUARDO M. MUÑOZ

2 comentarios:

Jordell dijo...

Una de mis escenas favoritas en la historia del cine. Cuando la vi en panorámico en el Kinépolis, por el aniversario, me emocioné como nunca viendo una película.

Jordell dijo...

Por cierto: sinopsis intachable, perfecta descripción del significado de la escena. La vida hay que disfrutarla, una de las escenas más bellas que hayan rodado nunca.