El nombre de la autora Patricia
Highsmith evoca para los cinéfilos algunos de los mejores títulos de
suspense del séptimo arte basados en sus novelas, como ‘A pleno sol’ (1960, René Clément), ‘Extraños
en un tren’ (Alfred Hitchcock,
1951) o ‘El amigo americano’ (1977,
Wim Wenders). Por eso la delicia que conlleva descubrir su nombre en los
títulos de crédito de una película de estreno, aparte de ser un verdadero lujo,
hace presagiar que el espectáculo va a merecer la pena. Y no nos equivocamos.
‘Las dos caras de enero’ tiene mucho de thriller clásico en la forma de elaboración
del guión, en el punto de vista estético y en el uso de la excelente banda
sonora de Alberto Iglesias. Con tan
sólo tres personajes el debutante en la dirección (y también autor del guión) Hossein Amini construye una compleja
tela de araña en la que se verán atrapados, en una situación de dependencia, de
apariencias y de ambigüedad moral. Ningún personaje puede ser juzgado desde el
punto de vista ético, ya que en el fondo todos ellos son víctimas a la
manera de una tragedia griega. No son buenos pero tampoco malos. El film habla de
las consecuencias de haber errado en el pasado, de los traumas psicológicos no
resueltos. En definitiva, de la condición humana.
El trío protagonista se introduce cada vez más en un lío del
que no podrán salir y del que sólo el destino tendrá la última palabra. No
desvelaremos ni un ápice del argumento ya que estamos ante uno de esos films de
los que es mejor saber lo mínimo. La película de Amini no sólo posee únicamente
un discurso de thriller, sino que juega
a la perfección con otras bazas, como la pulsión erótica entre Colette (Kirsten Dunst) y el guía turístico
Rydal (Oscar Isaac), que provocarán
los celos del marido de Colette (Viggo
Mortensen) y la consecuente rivalidad entre los dos hombres, que recuerda
en parte a ‘El cuchillo en el agua’ (1962) de Roman Polanski. Amini sólo se basta para ello de un brillante juego de
miradas, recordemos al respecto las escenas donde los tres personajes
conversan juntos alrededor de una mesa, en un recurso del cine clásico que el
cineasta usa con acierto para que entre en escena el clímax.
La primera hora se puede tachar, sin miedo a equivocarnos,
de obra maestra. Todo en ella funciona y atrapa de forma claustrofóbica, desde
la interpretación y el interés por los personajes, a una intriga brillante
llevada con pulso firme por Hossein Amini. Este cineasta recupera un tipo de
cine que a día de hoy se encuentra con cuentagotas, basado en el buen hacer
de los actores y en un magistral guión, sin cabos sueltos, con cada pieza en
su lugar, que va provocando unos giros absolutamente imprevisibles. La única pega
que ponemos es que el ritmo y la fuerza de la primera hora pierde
algo de fuelle en el último tramo, justo cuando la trama va reclamando un
desenlace. No tanto por fallos de guión, que funciona a la perfección como
hemos dicho, sino más bien de dirección. Pero no logra ensombrecer este bello y
semiperfecto conjunto que se erige como uno de los edificios más brillantes del
género thriller de los últimos años.
EDUARDO M. MUÑOZ
3 comentarios:
A mi tambien me gusto, aunque el libro mas :)
Habrá que verla porque de acuerdo al comentario vale la pena.
Totalmente de acuerdo. Ya la parte de Estambul decae un poco, pero es magistral la confesión agonizante del marido.
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