Hay dos elementos que, de entrada, pueden tirar para atrás a
cualquier espectador antes de aventurarse al film de Atom Egoyan. La primera,
que es un remake. La segunda, que es un film de encargo. Pero, ¿acaso no
existen remakes fabulosos en la historia del séptimo arte? ¿Y las películas de
encargo son por definición detestables y susceptibles de ser arrojadas a la
basura por el mero hecho de serlo? Si lo segundo fuera cierto, ‘Casablanca’ (1942,
Michael Curtiz) no estaría en el podio de los mejores films de la historia del
cine, se hubiera quedado por el camino… Porque sí, también algunas obras
maestras fueron películas de encargo, como ‘Casablanca’ o ‘El padrino’ (1972,
Francis Ford Coppola).
Dios me libre de estar catalogando a ‘Chloe’ de obra
maestra. Pero sí me aventuro a defender el, hasta la fecha, último film de Atom
Egoyan, por encima de prejuicios sin fundamento. ‘Chloe’ habla del derrumbamiento
del matrimonio y lo que ello conlleva (desconfianza, dudas…), con una premisa más
que interesante, basada en las sospechas que alberga una ginecóloga de éxito,
Catherine (Julianne Moore), hacia su
aparentemente infiel marido David (Liam Neeson). Con el fin de descubrir
la verdad de su distanciado matrimonio, decide poner a prueba a David a través
de una atractiva y deseable prostituta de lujo de nombre Chloe (Amanda
Seyfried).
Egoyan sabe usar con acierto las cartas que tiene sobre la
mesa, creando un juego de intriga a tres bandas donde los límites entre la
verdad y la mentira no están del todo claros. Egoyan maneja al espectador, en
este sentido, a su antojo, para llevarlo al terreno elegido, usando con
inteligencia los recursos que tiene a mano. El guión de Erin Cressida Wilson puede
ser tachado de tramposo, no sólo porque nada es lo que parece, sino por el
hecho de utilizar algunos falsos flashbacks
como hiciera Alfred Hitchcock en ‘Pánico en la escena’ (1950). En su favor hay
que considerar que consigue el mismo objetivo que el maestro del suspense,
distraer la atención del espectador para conseguir una vuelta de tuerca en la
trama no advertida. Por tanto, los trucos narrativos estarían más que
justificados.
La cinta ‘Chloe’, sin embargo, no está exenta de defectos. El
final está resuelto de una forma un tanto manida, sobre todo en lo que respecta
a la fatalidad impuesta al relato, y se echa en falta alguna que otra explicación
en algún punto (por ejemplo, ¿a qué se debe el distanciamiento del hijo de
Catherine hacia su madre?). La trama está forzada en algunos puntos, incluso
desde su comienzo (la única explicación que nos da el film de los celos y
sospechas de Catherine se deben a que David no se presentó a su fiesta sorpresa
de cumpleaños).
No obstante, ‘Chloe’ posee el ritmo, el interés y el morbo
necesarios para impedir que los defectos superen a los aciertos y la función
caiga en picado. Atom Egoyan planifica con acierto el film y lo adorna de
elegantes planos, si bien donde más falla su trabajo es en la dirección de
actores, sublime en el caso de Julianne Moore y Liam Neeson, mejorable en el de
Amanda Seyfried y Max Thieriot (quien interpreta el papel del hijo, personaje que no termina de encajar del todo). Pese a los defectos, una buena e interesante película. Mejor en su comienzo y en el primer tercio del metraje, que en su final.
EDUARDO M. MUÑOZ
EDUARDO M. MUÑOZ
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