lunes, 13 de octubre de 2014

Crítica de 'CHLOE' (2009) de Atom Egoyan


Hay dos elementos que, de entrada, pueden tirar para atrás a cualquier espectador antes de aventurarse al film de Atom Egoyan. La primera, que es un remake. La segunda, que es un film de encargo. Pero, ¿acaso no existen remakes fabulosos en la historia del séptimo arte? ¿Y las películas de encargo son por definición detestables y susceptibles de ser arrojadas a la basura por el mero hecho de serlo? Si lo segundo fuera cierto, ‘Casablanca’ (1942, Michael Curtiz) no estaría en el podio de los mejores films de la historia del cine, se hubiera quedado por el camino… Porque sí, también algunas obras maestras fueron películas de encargo, como ‘Casablanca’ o ‘El padrino’ (1972, Francis Ford Coppola).

Dios me libre de estar catalogando a ‘Chloe’ de obra maestra. Pero sí me aventuro a defender el, hasta la fecha, último film de Atom Egoyan, por encima de prejuicios sin fundamento. ‘Chloe’ habla del derrumbamiento del matrimonio y lo que ello conlleva (desconfianza, dudas…), con una premisa más que interesante, basada en las sospechas que alberga una ginecóloga de éxito, Catherine (Julianne Moore), hacia su  aparentemente infiel marido David (Liam Neeson). Con el fin de descubrir la verdad de su distanciado matrimonio, decide poner a prueba a David a través de una atractiva y deseable prostituta de lujo de nombre Chloe (Amanda Seyfried).


Egoyan sabe usar con acierto las cartas que tiene sobre la mesa, creando un juego de intriga a tres bandas donde los límites entre la verdad y la mentira no están del todo claros. Egoyan maneja al espectador, en este sentido, a su antojo, para llevarlo al terreno elegido, usando con inteligencia los recursos que tiene a mano. El guión de Erin Cressida Wilson puede ser tachado de tramposo, no sólo porque nada es lo que parece, sino por el hecho de utilizar algunos falsos flashbacks como hiciera Alfred Hitchcock en ‘Pánico en la escena’ (1950). En su favor hay que considerar que consigue el mismo objetivo que el maestro del suspense, distraer la atención del espectador para conseguir una vuelta de tuerca en la trama no advertida. Por tanto, los trucos narrativos estarían más que justificados.

La cinta ‘Chloe’, sin embargo, no está exenta de defectos. El final está resuelto de una forma un tanto manida, sobre todo en lo que respecta a la fatalidad impuesta al relato, y se echa en falta alguna que otra explicación en algún punto (por ejemplo, ¿a qué se debe el distanciamiento del hijo de Catherine hacia su madre?). La trama está forzada en algunos puntos, incluso desde su comienzo (la única explicación que nos da el film de los celos y sospechas de Catherine se deben a que David no se presentó a su fiesta sorpresa de cumpleaños).


No obstante, ‘Chloe’ posee el ritmo, el interés y el morbo necesarios para impedir que los defectos superen a los aciertos y la función caiga en picado. Atom Egoyan planifica con acierto el film y lo adorna de elegantes planos, si bien donde más falla su trabajo es en la dirección de actores, sublime en el caso de Julianne Moore y Liam Neeson, mejorable en el de Amanda Seyfried y Max Thieriot (quien interpreta el papel del hijo, personaje que no termina de encajar del todo). Pese a los defectos, una buena e interesante película. Mejor en su comienzo y en el primer tercio del metraje, que en su final.

EDUARDO M. MUÑOZ

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