Una joven atraviesa en bicicleta un puente sobre el Danubio, en un Budapest semidesértico. De repente, una gran manada de perros la alcanza y la sobrepasa, fundiéndose por unos momentos en un mismo camino ambas razas, humana y canina, en una escena de gran belleza plástica, rodada a cámara lenta. Esta escena es una declaración de intenciones de lo que va a ser el film, nos pone en aviso de lo que va a acontecer.
‘White God’ llega a nuestras pantallas avalada por sus premios y
la repercusión que ha obtenido por lo llamativo de su trama. Este film húngaro
de Kornél Mundruczó ha recibido el
Premio Eurimages en el Festival de Sevilla, y fue la ganadora de la sección
"Un Certain Regard" en la última edición del Festival de Cannes. Mezcla
de cine de autor y cine fantástico, estamos ante un cuento macabro que nos va a
hacer pensar y reflexionar profundamente.
Se nos presenta un drama familiar. Lili (una muy correcta Zsofía Psotta), es una introvertida e
incomprendida adolescente, que solo se siente querida por su fiel Hagen, su
perro mestizo. Una nueva ley de la ciudad obliga a pagar una gran tasa a las
familias que poseen un perro que no sea de raza pura, con lo que la ciudad se
llena de perros abandonados. El padre de Lili, que debe cuidarla durante
tres meses, odia a los perros y considera objetos sin sentimientos a los
animales, trabaja en un matadero donde a diario ve despiezar a vacas, de manera
mecánica y fría. Tras varios enfrentamientos padre-hija, Hagen es
abandonado y comienza su durísima travesía por una ciudad deshumanizada y
despiadada, donde sufrirá todo tipo de violencia y malos tratos animales que
podamos imaginar y no desvelamos al espectador.
Entonces comienza un canto a la lucha entre la candidez e
inocencia que representan Hagen y Lili frente a un mundo duro, violento, sin
ningún tipo de sentimientos; y la historia paralela de ambos personajes, los
cuales quieren huir de lo que les rodea y quieren volver a unirse de nuevo,
pero les espera un crudo destino. Ambos pierden la inocencia ante todo lo que tienen
que ir viviendo, los reveses de la vida les hacen cambiar. La frialdad, el
miedo al otro, a lo distinto, hace que Hagen sufra todo tipo de daños,
vejaciones y humillaciones por parte de seres a los que cuesta definir como
"humanos". Se muestra a los perros como seres puros, inocentes, sin
el rencor del ser humano.
La película contiene un claro mensaje contra la discriminación y el racismo, el mestizo es abandonado y humillado, mientras que los perros "puros" caminan con sus dueños por la ciudad sin problema. "Ambos somos perros hambrientos" dice un personaje con el que se cruza Hagen en su triste recorrido, los pobres también viven marginados y la gente se aprovecha de ellos.
La película contiene un claro mensaje contra la discriminación y el racismo, el mestizo es abandonado y humillado, mientras que los perros "puros" caminan con sus dueños por la ciudad sin problema. "Ambos somos perros hambrientos" dice un personaje con el que se cruza Hagen en su triste recorrido, los pobres también viven marginados y la gente se aprovecha de ellos.
Hagen está interpretado por dos perros hermanos de Arizona,
y realizan una grandisima interpretación. El gran mérito del film es cómo se
manejan 200 perros en escena, siendo solo actores "profesionales" los
perros que hacen de Hagen, los demás son perros abandonados en una protectora,
y que, por cierto, gracias al film ya están todos adoptados. El título
"White God" es un juego de palabras con "White Dog" (perro
blanco), que nos hace reflexionar: ¿Dios es blanco?, ¿los blancos son
superiores?, ¿el verdadero Dios es esa inocencia que la deshumanización nos
hace perder? También en este exterminio canino podemos ver una clara metáfora
del holocausto, las perreras son como las cámaras de gas donde se aplica
"la solución final", sin ningún tipo de remordimiento.
En mi opinión la primera parte del film es mas brillante. Se
resuelven mejor los momentos intimistas y de reflexión y las peripecias de
Hagen por sobrevivir que los momentos de la segunda parte, que nos llevan a un
terreno más cerca del cine fantástico y de terror. En esta segunda mitad hay
algunos fallos y lagunas de guión, y aspectos peor resueltos, como un final, de
grandísima belleza estética pero que deja con sabor agridulce. Además en esta
segunda parte hay alguna escena que se podía haber evitado y busca el
sensacionalismo o la lágrima fácil más que ayudar en la fábula que se nos está
narrando. Budapest adquiere un aspecto ya no solo frío como en la primera
mitad del film, sino que pasa a ser una ciudad devastada, prácticamente una
ciudad en guerra, cuando las "bestias" se vuelven
"humanas".
Al terminar el film nos preguntamos ¿quién es la
bestia y quién son los "humanos"? Los perros cuando tienen
comportamiento animal tienen sentimientos, son fieles e inocentes, cuando
empiezan a actuar como humanos, se vuelven bestias rencorosas y violentas. Como
hemos dicho es un film de buenas interpretaciones, un magnífico trabajo de
entrenamiento de animales para unas grandes actuaciones caninas, y una buena
música de Asher Goldschmidt que
acompaña muy correctamente en todo momento.
Esta película la recomiendo para quien busque cine "de
pensar", cine duro, de gran realismo y fantasía a partes iguales dentro
del mismo film, cine de reflexión y que hace que nos planteemos preguntas. No
es ‘El
Origen del Planeta de los Simios’, ‘Los Pájaros’ ni ‘Espartaco’,
aunque tiene momentos de guiños e inspiración en dichos largometrajes. Es un
producto con personalidad propia y ésto quizás sea la mejor baza a su favor, es
una especie de híbrido entre el cine fantástico, el cine de autor, el cine de
terror y la fábula social. Es una película que impacta, impresiona, es
imposible que deje indiferente. Eso sí, si se busca cine de acción o aventuras
sin más, ‘White God’ es otra cosa.
ANTONIO JAVIER REGIDOR PUERTO
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