viernes, 27 de mayo de 2011

DÍAS DEL CIELO (DAYS OF HEAVEN, 1978) de Terrence Malick


Ahora que vuelve a estar de moda Terrence Malick, después de su esperada Palma de Oro en Cannes por El árbol de la vida (2011), ya sorprendió al mundo con su segunda película, cuyas imágenes se quedarán en cualquier retina. Con la ayuda inestimable de uno de los mejores operadores de la historia del cine, Nestor Almendros, nos deleita la América de Texas como nunca antes la habíamos visto y como nunca veremos.

La historia, narrada en voz en off, nos va adentrando en la recogida de trigo como medio de ganarse la vida de Richard Gere (Bill), su novia Abby (Broke Adams) y la hermana de él, Linda, esta última narradora de la historia; y de los infortunios de cómo de la más absoluta miseria de ser jornaleros de sol a sol consiguen entrar en las puertas de la riqueza ya que el patrón de la explotación (Sam Shepard) se enamora de la novia de Bill y le ofrece que se quede con él. Ella aceptará con la condición de que sus hermanos se queden con ella, ya que para el mundo Abby y Bill son hermanos pero en realidad se convertirán en amantes para disfrutar de los días del cielo. Como ya había hecho en Malas tierras (1973) el guión literario se queda en un segundo plano, ya que la imagen es su denominador común, como en toda su filmografía, que aunque corta (sólo 5 películas en 40 años) nos demuestra plano a plano una sabiduría especial con el lenguaje cinematográfico. También de la pintura, en este caso la pintura americana de principios del siglo XX (Hooper),o el realismo de Millet.


Se dice de este director que es el Salinger del cine, gracias a su belleza poética y la conmensurable interpretación de los sentimientos y emociones que evocan plano a plano cada una de sus historias. Falta recordar La delgada línea roja (1998), a mi entender su obra maestra hasta la fecha y que obtuvo un equilibrio más evidente en todos los aspectos cinematográficos, cosa que a esta le falta. Con Días del cielo consigue llenarnos de emociones gracias a Ennio Morricone. Pero sobre todo con el único director de fotografía español que gana el Oscar y que capta con la cámara la llamada “hora mágica" (que en realidad son sólo 15 minutos al día, cuando el sol se pone y el cielo resplandece con color anaranjado de impresionante resultado). Todo ello hace que la imagen nos hipnotice y pensemos en cada plano como si fuesen óleos que llenan de sentido una historia que muchas veces resulta muy lenta y carente de vida. La cámara en mano también es sobresaliente. Nestor Almendros sigue siendo uno de los operadores que más ha sabido rentabilizar la luz natural en sus rodajes, muy deudor de la nouvelle vague, siendo uno de sus máximos exponentes, trabajando con Rohmer y Truffaut mayoritariamente.

La historia y los personajes languidecen, todos ellos están hieráticos (en mayor medida Broke Adams) y muy contenidos, salvo Sam Shepard, cuyo personaje nos evoca la soledad masculina pero también la ira de una manera solvente y creíble. En cuanto al guión, aunque contiene fragmentos muy bellos no sigue una trama explícita sino fragmentos nostálgicos de los recuerdos de la hermana, siendo esto una peculiaridad aparente en el film, con enorme presencia de elipsis y silencios, cuyas imágenes cobran fuerza en detrimento de la palabras . Lo que si hablan son el claroscuro y los contraluces de los exteriores, los planos detalle y en general la madre naturaleza, que crean la intensidad dramática y lineal de la historia que le falta al guión literario. Las estaciones temporales pasan con indudable acierto y poesía haciendo de esto la trama principal de la historia, que es sin duda las aventuras de una familia y de cómo cambiaron sus vidas, un hecho de avaricia que jamás olvidarían. Nosotros tampoco olvidaremos a Nestor Almendros y su fotografía.

CARLITOS WAY

5 comentarios:

Eduardo Muñoz dijo...

Citas mal el dato de la comparación con Salinger. Terrence Malick es comparado con el escritor norteamericano no por lo que dices de la "belleza poética", sino porque ambos son eremitas y viven apartados del mundo exterior protegiendo al máximo su privacidad (con Salinger hay que hablar en pasado porque ya falleció), y no quieren ser fotografiados ni entrevistados. Malick ni siquiera fue a recoger la Palma de Oro. Son dos artistas en estado puro.

Raúl dijo...

Ayer vi la película. La historia no me interesó mucho pero está rodada de maravilla. Es pura belleza

Carlitos way dijo...

La verdad que este director hubiera sido muy bueno en el cine mudo ya que tiene un talento especial en cuanto a sus cualidades narrativas, y creo que eso el lo sabe , en detrimento a sus diálogos.De todas las maneras en el cine hay pocos directores que sean un prodigio en estilo narrativo y estilo literario( el escribe sus propios guiones)a la vez.

Lo que Coppola quiera: Blog de cine dijo...

Muy buena la comparación con Hopper...

Eduardo Muñoz dijo...

He visto la película y me ha dejado sin palabras. Es una verdadera obra de arte en todos los sentidos.
¿La historia y los personajes languidecen? TODO en este film es perfección.
¿Un hecho de avaricia? Los personajes de esta cinta acaban siendo víctimas de las circunstancias, no existe en modo alguno síntomas de avaricia ni en Bill ni en Abby.