viernes, 7 de octubre de 2011

TRES CAMARADAS (THREE COMRADES, 1938) de Frank Borzage


Un director de prestigio que se había forjado en el mudo, un productor como Mankiewicz de gran prestigio en todo lo referente a lo narrativo, el guión de toda una personalidad en la cultura estadounidense como Scott Fitgerald y como fondo una novela con todos los condimentos de Erich Maria Remarque. Una historia de amistades entre camaradas, una historia de amor, un cuadro de la Alemania de entreguerras con la amenaza del nazismo al fondo. Un casting de gran nivel elegido en la Metro Goldwyn Mayer donde sobresalen para mi gusto la figura egregia de Franchot Tone en el papel más perfilado y la de Margaret Sullavan que consigue darle a Robert Taylor una segunda muerte espléndida para sumarla a la que le diera Greta Garbo en  Margarita Gautier (1937, George Cukor).                
A pesar de que Scott Fitzgerald tenga un papel destacado en la narrativa norteamericana de primeros de siglo no creo que su papel como guionista esté a la altura de su fama como novelista. Creo que no es tanto que no sepa cómo utilizar el lenguaje sino cómo hacer funcionar el lenguaje en su comunión con las imágenes. Posiblemente los problemas que pudo tener durante el rodaje con Mankiewicz tenga que ver con esto. Personalmente no creo que ninguna de las películas que se han hecho basadas en sus novelas hayan alcanzado un lugar de culto en el cine.


              
En cualquier caso a mí me interesa más el trabajo de Borzage que la disputa entre novelista y productor. A pesar de tener unos buenos diálogos, la película nos cuenta más con las imágenes. Las imágenes de Franchot Tone persiguiendo en la ciudad nevada al asesino de su amigo, el paseo en coche de Franchot Tone y Robert Taylor llevando el cadáver de Robert Young y la muerte de Margaret Sullavan me parecen momentos pocas veces superados en la historia del cine.  Lo que hay por detrás de la historia también es muy reseñable aunque no esté subrayado. El papel del amigo-amante de Margaret Sullavan está dibujado en pocas secuencias y nos dice que ese tipo de personajes se moverán como pez en el agua cuando Hitler alcance el poder.
La historia deja alguna duda  respecto a los años de los que nos está hablando. El comienzo de la película se centra evidentemente en el final de la Primera Guerra Mundial  (memorable el momento en que Franchot Tone quema su avión de combate antes de que se lo destrocen otras manos). Más tarde un periódico arrastrado por el viento  nos dice que estamos en 1920 y el clima de conflicto social que culmina con la muerte de Robert Young a manos de un más que posible nacionalsocialista del futuro nos puede indicar que la época es posterior.

VALENTÍN RUBIO SUÁREZ

2 comentarios:

Eduardo M. Muñoz dijo...

Excelente post, Valentín.

Manderly dijo...

No la he visto pero después de leerte, la veré (aunque creo que me has desvelado muchas cosas del argumento).
Un saludo.