jueves, 5 de marzo de 2015

Crítica de 'PRIDE (ORGULLO)' (2014) de Matthew Warchus



La película nos cuenta la historia real de la gran huelga de minería que tuvo lugar en 1984 en el Reino Unido en tiempos del gobierno de Margaret Thatcher.  En apoyo de los mineros se crea para recaudar fondos la LGSM (Lesbians and Gays Support Miners) en Londres, organización progresista y reivindicativa que unirá fuerzas con los huelguistas frente a un enemigo común, el férreo gobierno neoliberal de la Dama de Hierro. A partir de ahí se nos narra la relación entre una comunidad de mineros galeses y dicha asociación, tan distintos en su manera de ser pero tan cercanos por un enemigo común al que enfrentarse.

La impresión al terminar de ver este film es que hemos recibido una gran inyección de moral, buen rollo y optimismo, estamos ante una película amena y divertida que en ningún momento nos va a aburrir, sabiendo combinar momentos de drama y comedia alocada, y momentos de clara crítica social. Podríamos decir que es un híbrido entre ‘Full Monty’, el cine combativo de Ken Loach y la comedia clásica británica

Se trata de una comedia del año 2014 que llega en Marzo de 2015 a nuestras pantallas,  después de un éxito importante en las islas. Ha estado nominada a los Globos de Oro como Mejor comedia o musical y a los Premios BAFTA como mejor debut de un escritor, director o productor británico. Dentro de los aspectos más destacados tenemos la interactuación entre los protagonistas, personajes muy bien desarrollados con los que nos llegamos a identificar, reír o llorar a partes iguales según se desarrolla su historia. Estos personajes están en su mayor parte basados en vidas reales, como muy bien nos hace descubrir el director añadiendo al final del film un pequeño resumen de la vida de cada protagonista real que no nos dejará indiferente y nos emocionará. Las buenas interpretaciones nos ayudan en todo momento a hacer creíbles los personajes.


Pride (Orgullo)’ es un canto a la solidaridad, a la unión, a la firmeza y determinación para unirse dejando atrás las diferencias sociales, culturales y morales. Un estandarte en el que se muestra un apretón de manos como símbolo representativo del humilde pueblo de Dulais, al que viajan los chicos de LGSM. Este estandarte  será el símbolo que nos conducirá en los distintos momentos, altos y bajos, problemas y alegrías de la relación entre el grupo de Gays y los cerrados mineros rurales, anclados en el pasado. A la vez que el problema al que se enfrentan ambos colectivos, también tenemos muy bien desarrolladas las historias individuales de los diversos protagonistas: Mark, el líder de LGSM, comunista convencido y siempre decidido a actuar; Joe, adolescente de familia acomodada que no se atreve a "salir del armario"; la lesbiana Steph, siempre leal a sus compañeros y amigos; Dai, el líder del movimiento minero en Dulais; Ghetyn, galés y gay, que salió de adolescente de su tierra natal debido a la incomprensión y el rechazo.... Cada personaje nos hará vibrar con su historia personal.

Las situaciones de comedia son divertidas, al más puro estilo de la comedia comercial. Esto es un punto importante del film, logra combinar el cine dirigido al gran público con el cine comprometido y de denuncia social, bajo una gran dirección de Matthew Warchus. Las referencias al cine de Ken Loach no faltan, como queda claro en la ambientación en un pequeño pueblo de la empobrecida Gales de mediados de los ochenta, pueblo devastado por una larguísima huelga con la que los mineros plantaron cara a las medidas conservadoras de Margaret Thatcher, y en cómo muestra la lucha por la supervivencia de esta humilde comunidad.

Uno de los momentos mas destacados es cuando las mujeres del pueblo de Dulais muestran su apoyo a LGSM cantando "Bread and Roses", himno de lucha social basado en un poema de  James Oppenheim, muy popular en las islas británicas. El film cuenta con una buena banda sonora de Christopher Nightingale y una gran fotografía de Tat Radcliffe, que nos traslada al Cambden alternativo, moderno y combativo de los ochenta y a los parajes rurales de la cuenca minera galesa. Tras una serie de situaciones basadas en hechos reales que no desvelaremos aquí, llegamos a un desenlace final donde nadie va a quedar indiferente. Para mí una película muy recomendable, de las que te hace salir del cine con una sonrisa y pensando en el buen rato que te ha hecho disfrutar.

ANTONIO JAVIER REGIDOR PUERTO

No hay comentarios: