domingo, 17 de abril de 2011

MILLION DOLLAR BABY (2004) de Clint Eastwood



Varios temas conviven con una maestría asombrosa en esta historia de superación personal, que consigue al mismo tiempo enganchar al espectador y emocionarlo.

Heredero de una narrativa y de una realización puramente clásica, Clint Eastwood nos cuenta esta historia de forma directa, sencilla y humana. Y lo hace sabiendo jugar con las apariencias, llevando al espectador a su terreno. Bajo todo ese trasfondo de boxeo, lo que quiere transmitirnos es precisamente otra cosa, conducirnos a otro mundo... La forma de realizarlo me recuerda mucho al modo en que Hitchcock dio a su film Psicosis (1960) un giro de 180º (abriendo con ello las puertas al cine moderno) al asesinar a Janet Leigh, la protagonista, en el primer tercio de película. Ese prefacio era una excusa, un McGuffin, para entrar de lleno en el verdadero tema del film, en lo que el maestro del suspense quería contarnos de verdad. Eastwood hace algo parecido y nos engaña por completo, exponiendo todo el significado de lo que quiere contar en un giro para nada predecible en la última media hora de película. El boxeo, por tanto, no es el tema sino el soporte, la excusa, en cierto modo el McGuffin, para expresarlo.

El entrenador interpretado por el propio Eastwood es en realidad un hombre con un pasado del cual se arrepiente y que paga las consecuencias en el presente, tema ya tratado por el cineasta en películas como Sin perdón (1992) o la más reciente Gran Torino (2008). Es ahí donde entra la figura de Hillary Swank (magnífica, uno de los Oscar más merecidos de los últimos años), una humilde muchacha cuyo único sueño en la vida es ser boxeadora. Al principio es reacio a entrenarla, pero acaba dándose cuenta de que quizás haciéndolo pueda redimirse de los fantasmas que le acechan.


¿Qué es, por tanto, Million Dollar Baby? Sobre todo y ante todo una historia algo especial sobre un "padre" y una "hija"; sobre dos personajes que, por distintas circunstancias, acaban necesitándose el uno al otro. Es hermoso observar cómo se va desarrollando la historia, y cómo va surgiendo entre los dos protagonistas un afecto mayor. Morgan Freeman en un papel secundario pero fundamental para el film está perfecto, y cita una de las frases más bellas de la película, al final, cuando le dice al personaje de Eastwood todo aquello sobre lo que merece la pena luchar, si nos dan una oportunidad. Algo así como que es más importante el camino que el resultado. Magnífico.

El guionista de lujo del film es Paul Haggis, quien volvió a colaborar con Eastwood en sus films Cartas desde Iwo Jima (2007) y Banderas de nuestros padres (2007); y que además ha demostrado con creces ser un excelente director en cintas como Crash (2006) o En el valle de Elah (2008).

Decir que Million Dollar Baby es una buena película puede sonar a tópico a estas alturas. Por eso quiero ir más allá: es una de las últimas obras maestras que ha dado el séptimo arte. Sólo con ella podría ponerse un bello y excelente epílogo a ese invento que surgió allá por 1895 y que inventaron los hermanos Lumière. Está en el grupo de las mejores últimas películas de la Historia del Cine junto a obras de cineastas como Wong Kar-Wai, los hermanos Coen, Ang Lee, Darren Aronofsky, Pedro Almodóvar… y otros grandes postmodernos. Pero la estrella de Eastwood es especial. Siempre que nos regala una película, suele ser una anual, no deja de sorprender su maestría para afrontar cualquier género, cualquier historia, y salir más que airoso. En la última, Más allá de la vida (2010), se atrevió con una historia de tintes sobrenaturales y volvió a bordarlo. A estas alturas ya no puede exigírsele más al maestro, su trabajo ha quedado más que demostrado, siendo como es uno de los mejores directores que ha dado el cine.


EDUARDO M. MUÑOZ

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Posiblemente sea la obra cumbre de Eastwood, con la que ha tocado techo y sin menospreciar sus últimas películas.MIKI

Manderly dijo...

Sensacional!!! De lo mejorcito de Eastwood!!! A mi me impactó completamente en su día.
Saludos!

Cine De Casa dijo...

La película es mágicamente atrapante. Aún cuando sabía lo que terminaría pasando (mi hermano tiene la boca muy grande) me resultaba imposible alejarme de la pantalla.

Los climas son impresionantes y me pareció muy importante destacar la imagen y los colores que utilizó Eastwood para el film, un poco más opacos y fríos que en otras de sus películas.

Lo único que no entiendo es el porque de ese final tan triste, hay gente que está en la vida solo par sufrir.

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