domingo, 20 de noviembre de 2011

UN DIOS SALVAJE (CARNAGE, 2.011) de Roman Polanski


No me gusta ser demasiado duro con los directores de cine a los que tengo en alta estima. Por eso y por ser algo condescendiente podría decir que Un dios salvaje es una de esas películas que de vez en cuando hacen algunos directores por el mero hecho de hacer algo, de dar que hablar o, sencillamente, por sacar algo a costa del renombre que uno se ha labrado en este mundillo. Cuando no se encuentra una productora solvente y cuando tampoco hay demasiada inspiración creativa se suele recurrir a este tipo de soluciones prácticas. Ya lo hizo Julio Medem con su decepcionante e innombrable Habitación en Roma (2.010) y la verdad es que no salgo de mi asombro cuando compruebo que la gente no tiene el menor reparo en meterle gato por liebre a los espectadores y en gastarse al mismo tiempo un pastizal en promoción.

Un dios salvaje es una adaptación de la obra de teatro homónima de la autora francesa Yasmina Reza. Aunque en rigor realmente no se trata tampoco de una adaptación al cine de una obra de teatro sino de una obra de teatro cinematografiada. Y es que querer adaptar al cine una obra de teatro es tanto como pretender hacer una adaptación del Cuarteto de cuerda para helicóptero de Karlheinz Stockhausen para la flauta esa de 9 agujeros con la que teníamos que interpretar ciertas piezas en el colegio si queríamos aprobar la asignatura de Música. Craso error, porque el problema no es que la adaptación sea buena o mala. El problema es que no se puede hacer una adaptación en condiciones. Las leyes de la narración teatral son muy distintas de las leyes de la narración cinematográfica. La adaptación limita en exceso todas las posibilidades que ofrece el cine: lo empobrece. Este es el problema. La película hubiera sido muchísimo mejor con otra forma de contarlo. Con más escenarios, con más localizaciones, con más interpretes, con más antecedentes, con más exteriores, con más plasticidad hubiera sido una película de referencia en la filmografía de Roman Polanski. Sin embargo, Un dios salvaje no es ni una mínima parte de lo que podría haber sido en manos de un director con ganas de trabajar.


Por eso en esta cinta casi todo sucede en un único escenario: el salón de una casa, en Nueva York. El peso de la película recae en el guión, en los actores y en los conflictos que se generan entre unos y otros. Através de estos conflictos Roman Polanski nos presenta la verdadera faz de nuestros modales civilizados, nuestra hipocresia cívica, nuestras ocultas disfunciones afectivas y forja una crítica demoledora contra los valores de nuestra sociedad occidental. Los personajes pierden los papeles, y pierden por momentos sus formas respetuosas. Detrás de la etiqueta, detrás del protocolo, detrás de la cortesía civilizada, de las corbatas, detrás de las ideas grandilocuentes, detrás de toda la refinación de los gustos artísticos y detrás de la estética moderna, detrás de todo eso, y detrás las sedosas blusas blancas de Kate Winslet no hay más que un emergente calado de problemas de convivencia entre los hombres. Polanski denuncia las falsas apariencias, la hipocresía social, el orgullo infantil de unos hombres hechos y derechos. Todo esto tiene su antecedente más directo en aquella maravillosa película de Luis Buñuel: El ángel exterminador que en 1.962 deshizo los paladares más exquisitos del panorama cinematográfico internacional. Como en aquella de Buñuel, Roman Polansky pone la carga crítica en los pilares de nuestra bien avenida sociedad. 

Salvando las más que solventes interpretaciones de una gran Jodie Foster y de un Christoph Waltz en estado de gracia, y salvando como digo a la notable Kate Winslet y a un magnífico John C. Reilly, hay que marcar la tacha en ese guión que firma Polanski y Yasmina Raze. Porque el guión no hace justicia a la buena traza que presentan los actores. El guión es forzado y rígido, acartonado, y por tanto la trama no deviene con naturalidad, con frescura, y con la espontaneidad necesaria para este tipo de obras de teatro. Si un director nos va a alojar durante 79 minutos en el salón de una casa, lo mínimo que puede pedirse es que el ambiente no se nos haga irrespirable, agobiante y claustrofóbico. La cinta necesita escenas de exteriores, y de un surtido aparente de localizaciones. Ni siquiera la comedia que se supone que es (yo no me reí nada), acierta a descargar el sopor que genera tanta discusión. Y eso por no hablar del desenlace que más que un desenlace parece que han cortado la película por la mitad. No sabían ni como continuar ni como terminar. Está claro. 


No sé como los críticos no han querido darse cuenta de esto. La mayoría de las críticas que he leido sobre la película son suaves y cariñosas, en muchos casos hay que leer un poco entre líneas para descifrar el verdadero sentido de la crítica, su verdadero alcance. Hay que leer lo que no se dice antes que lo que se dice y hay que ir más allá de la censura salvaje que impone la economía capitalista a los medios de comunicación. Nadie dice ni mu cuando hay una productora que se está gastando un porrón de pasta en promoción.  


Éste tipo de películas se les podría dar muy bien a directores como Woody Allen que ha vivido nueve matrimonios y lleva media vida haciendo el mismo tipo de comedias sentimentales; pero no a directores como Roman Polanski que disponen de una gran capacidad para crear atmósferas inquitantes y profundas. Personalmente no recomiendo ir a ver Un dios salvaje. Hay mejores cosas que ver. Es mejor descargarla del Emule o del U-torrent y listo. Lo importante es que no nos sobrevenga esa sensación de estar perdiendo el tiempo.


ANTONIO MARTÍN DE LAS MULAS

12 comentarios:

Eduardo M. Muñoz dijo...

Me apetece mucho ver esta película. Polanski es un valor seguro. Nunca me ha defraudado. Y es más, si a ti no te ha gustado probablemente a mí me encante, jejejeje ;-)
Abrazos.

Antonio Martín de las Mulas dijo...

jejejjee. Eso es verdad... Para mí ha sido una decepción muy grande. Pero bueno ya me contarás las experiencia... Lo bueno es que es como ir al teatro pero más barato... jejejee ;)
Abrazos

KEN'AY dijo...

A nosotros nos parecio brillante la adaptación cinematografica de la obra y el empleo que el director hace de la camara y del uso reducido de espacios y actores para conservar el alma teatral de la obra. Los actores realizan un trabajo brillante. Nuestro comentario en:

http://blogdecineparaulaviva.blogspot.com/2011/11/carnage.html

Antonio Martín de las Mulas dijo...

He leido vuestra crítica. Las visiones opuestas enriquecen. Aunque discrepo respetuosamente. La película es un fracaso. El problema no es que la adaptación sea buena o mala. El problema es que no se puede hacer una adaptación. Las leyes de la narración teatral son muy distintas de las leyes de la narración cinematográfica. La adaptación limita en exceso todas las posibilidades que ofrece el cine: lo empobrece. Ese es el problema. El problema es que la película hubiera sido muchísimo mejor con otra forma de contarlo. Con más escenarios, con más localizaciones, con más interpretes. con más antecedentes. Un dios salvaje no es ni una mínima parte de lo que podría haber sido. El director ha ido a lo fácil.

Eduardo M. Muñoz dijo...

No la he visto, pero no creo que el problema resida en que se desarrolla en un único escenario. De hecho, no es la primera vez que en cine se hace algo así, cercano al lenguaje teatral. Pensemos en películas brillantes como "La soga" o "Doce hombres sin piedad". Dos maravillas contadas en un único decorado.

Antonio Martín de las Mulas dijo...

Bueno sí, pero es que ésta también presenta otro problema añadido a los anteriores: el tema y las parejas que discuten. El asunto que se pone en juego está ya muy trillado. Woody Allen lo pone en juego todos los días lo que pasa que a éste si le funciona muy bien la comedia. Bergman lo hace muy bien desde el drama como en su Sonata de otoño o en Secretos de un matrimonio. Ésta película la hemos visto cien veces, en otras cien películas distintas. Todo lo cual hace que sea algo previsible y geométrica.

xavier Núñez dijo...

la verdad es que aún no he visto la película, y aunque tenía muchas ganas viendo los comentarios me parece que me voy a esperar y la veré en mi casa.

Manderly dijo...

Pues la verdad es que le tengo ganas porque esperaba un gran película... pero parece que a ti no te lo ha parecido...
Vaya!
Saludos.

Antonio Martín de las Mulas dijo...

Bueno yo tengo una visión muy particular de las cosas. "El escritor" por ejemplo se me hizo poca cosa y "El pianista" me pareció una obra maestra. En cualquier caso y por lo que he leido la mayor parte de la crítica especializada discrepa claramente de mi criterio.

Saludos.

Eduardo M. Muñoz Barrionuevo dijo...

Me parecio un bodrio, pero tanto como para calificarla de basura... tampoco estamos ante un coñazo de esos en los que participa Jennifer Aniston. que duro eres... jejeje

Antonio Martín de las Mulas dijo...

Es que no tiene localizaciones exteriores, tiene un guión forzado. Algunos actores no interpretan bien. La historia no es interesante. No tiene creatividad. Es plana. Es como cuando se hace una película por hacer algo, para sacar pasta y ya. Cualquier corto español es mejor que esto.

Cinéfilo Club dijo...

Buenas tardes, Antonio! Interesante lo que planteás, mostrás buenos recursos como para defender tu postura sobre tu crítica y eso enriquece el diálogo. A mí me ha gustado, no la defino como fantástica, si chequeas la crítica en mi blog es un 7. Rescato la atmósfera tensa que crea Polanski utilizando un solo escenario y las actuaciones de estos 4 grandes. Me mantuvo firme sin dejar de ver lo que ocurría pero tampoco la concibo como un film espectacular pero menos como fracaso. Muy interesante tu blog y espero poder seguir conversando con vos de cine! Abrazo