lunes, 30 de julio de 2012

UN BUEN HOMBRE (2009) de Juan Martínez Moreno


«Está el bien y está el mal. Nada más. Vosotros decidiréis. Vuestra solidez moral deberá ser intachable. Si no vivís en armonía con ella, no podréis aplicar dicha justicia».
Estas son las palabras que Vicente (Tristán Ulloa) dirige a un auditorio repleto de estudiantes de Derecho. Y estas son las palabras que la película desmonta fotograma a fotograma.  Dijo Wittgenstein en el Tractatus que sobre lo que no se puede hablar, lo mejor es callar. Y eso es lo que nos muestra el director, Juan Martínez Moreno. Sobre la vida no se puede teorizar, se vive y se teoriza en nuestros actos, no con nuestras palabras.
Un buen hombre es la historia de cualquiera de nosotros. La historia de una buena persona en la superficie, como lo puede ser cualquiera, pero que si ahondamos en ella, le quitamos la primera pátina de su personalidad, encontramos que nadie es bueno o malo en sí.
El personaje de Vicente está magistralmente esculpido por la mano de Moreno. Un cincelado que nos muestra las innumerables dobleces del ser humano, sus no siempre perfiladas y claras aristas. Vicente es bueno, es malo, es cobarde, es valiente, es arribista, es falso, es ambicioso, es educado, es… ¿Un hombre bueno o un hombre malo? Las dos cosas y mucho más.

La crítica no ha sido muy benévola con la película. Se le ha achacado, principalmente, que la historia no termina de despegar y que su ritmo es excesivamente pausado, que languidece casi sin darse cuenta.  Y puedo estar de acuerdo con lo del ritmo, pero no en la afirmación de que  languidece. La trama lleva el ritmo que las circunstancias vitales imprimen a cada personaje.      
No es una historia de hechos, que también, es, sobre todo, una historia del alma humana. Y el alma, como todos sabemos, tiene sus propios ritmos.
Sobre la trama apenas me voy a pronunciar, solo les voy a decir que es una película introspectiva, sutil y de matices. Y que el guión y los diálogos, que escribió el propio director, son precisos, atinados y reflejan con justeza lo que cada momento exige.
Juan Martínez Moreno en una entrevista dijo que Vicente era un cínico. Adjetivo que lo define bien; pero yo iría más allá: Vicente es un cínico, sí, pero también un buen hombre.

Vicente es un buen hombre vencido por las circunstancias. Unas circunstancias que son superiores a él, que aniquilan su «esencia». Una situación vital que quizá a otro no hubiera vencido, pero a él sí. ¿Es Vicente mejor o peor que cualquiera de nosotros (con todos mis respetos para el lector)? No lo sé. Cuando uno ve la película, tiene la sensación de que es fácil ser Vicente, que son las circunstancias, irremediablemente, las que le hacen llegar a ser  mal hombre. Es verdad que puede plantar cara a esas circunstancias, pero también lo es que son como un pequeño afluente que termina deviniendo océano, anegando casi todas sus posibles respuestas morales.
Les recomiendo que vean la película. Es una buena historia, con un buen director y unos buenos actores. Y además, perdonen mi lado chauvinista, española. 
Dedicada por un buen hombre a todos los buenos hombres que hayan leído esta reseña.
JOSÉ MANUEL CAMPILLO ORTEGA (Autor de Kubrick y la Filosofía)

2 comentarios:

Lo que Coppola quiera: Blog de cine dijo...

"¿Delatarías a tu mejor amigo?": Me gusta la frase del cartel promocional, suena muy interesante. Recuerda a la premisa de "El tercer hombre" de Carol Reed.

Tiene buena pinta esta película.

Un saludo,
Eduardo Muñoz

Manderly dijo...

Es cierto,la crítica no la ha puesto muy bien. Quizás sea por eso que la he dejado de lado apesar de que considero a Guitierrez Caba un grandísimo actor y todo lo que inpterpreta creo que merece la pena.
Saludos.